Micaela Pinna Otero
LA GACETA
Comenzó el juicio por la muerte de Yamila Alejandra Díaz Musa, la joven de 21 años que falleció el 17 de julio de 2023 tras un accidente de tránsito mientras iba a bordo de una motocicleta conducida por su ex pareja e imputado, Enrique Leonel Díaz (21). La Fiscalía solicitó que el acusado fuera condenado a ocho años de prisión, mientras que la querella pidió 12 años. La defensa no adelantó su pretensión punitiva.
El caso fue investigado por la Fiscalía de Homicidios II que conduce Carlos Sale. Según su teoría, el 17 de julio alrededor de las 2.20 ambos estaban en un drugstore de Tafí Viejo cuando Díaz le pidió insistentemente a Yamila que se subiera a su motocicleta para ir a un hotel alojamiento.
Mientras circulaban por la calle 9 de Julio, al llegar a la intersección con la Mendoza el joven perdió el control de la moto y Díaz Musa salió despedida. Su cuerpo impactó contra una columna de electricidad apostada allí, sufriendo un traumatismo encéfalo craneal y maxilofacial grave que provocó que la joven falleciera en el lugar.
La Fiscalía acusó a Díaz del delito de homicidio simple con dolo eventual y solicitó que sea condenado a ocho años de prisión. “Desde el Ministerio Público Fiscal entendemos que no asistimos a un mero siniestro de tránsito, sino que hubo una representación del resultado muerte por parte del imputado. Con anterioridad a este suceso, hubo episodios de violencia de género, denunciados, que creemos que deben ser valorados. Ya habían existido expresiones por parte del acusado que hacían mención al resultado muerte”, manifestó el auxiliar fiscal Miguel Fernández en sus alegatos de apertura.
Los querellantes Giselle Gobeto y José Sánchez adhirieron a la teoría del MPF pero adelantaron que su pretensión punitiva es de 12 años de prisión. Por su parte, los defensores de Díaz, Carlos Orestes Malica y Miguel Bruno, plantearon su teoría del caso y sostuvieron que la muerte de Yamila no fue intencional sino producto de un accidente de tránsito. A lo largo de las jornadas las partes intentarán determinar si la muerte de la joven fue accidental o si fue un plan elaborado por su ex pareja para quitarle la vida.
La familia de la joven desde un primer momento sostuvo que se trató de un femicidio. La fiscala Adriana Reinoso Cuello fue la primera en revisar el expediente durante la feria y explicó que no había sumado indicios para determinar que se trataba de un femicidio. Ante la insistencia de los parientes, ordenó que se exhumara el cuerpo de Yamila y que se hiciera una autopsia con el fin de constatar las lesiones que habían causado su muerte.
Durante la audiencia de ayer pasó a declarar ante la jueza Elizabeth Raddi la médica forense, María Verónica Sarmabequis, encargada de practicar la autopsia de la víctima. La profesional confirmó que Yamila falleció a causa de los traumatismos provocados por el choque. Además dijo que “para que haya este tipo de lesiones se necesita haber ido a una gran velocidad”, y que tuvo algunas complicaciones para realizar la autopsia días después de la muerte. “Nos perjudicó mucho el tiempo perdido ya que había un estado de putrefacción”, explicó.
La parte acusatoria planteó que el imputado habría estado bajo los efectos del alcohol y de la cocaína, por lo que su cuñado le advirtió que no estaba en condiciones de manejar. Díaz no hizo caso a sus indicaciones y emprendió marcha junto a la víctima como acompañante. Ayer declaró el bioquímico y perito forense Rafael Lamanovich, quien realizó el examen toxicológico del acusado, cuyo resultado dio positivo para cocaína. Sin embargo, el perito advirtió que la prueba era “cualitativa y no cuantitativa”, por lo que no podía determinar el dosaje y tampoco podía confirmar si el joven estaba bajo los efectos de la sustancia al momento del accidente ni si se trataba del consumo de hojas de coca o de estupefacientes.
Durante la audiencia también se presentaron los peritos Carlos Villarreal y María Magdalena Cortés, quienes realizaron la carpeta fotográfica de la escena del crimen y el informe planimétrico, respectivamente. Ante las preguntas del MPF, ambos coincidieron en que en el pavimento no había huellas de frenado ni raspado metálico que indicaran que la motocicleta se haya caído, que haya habido otro vehículo interviniente o que el rodado haya frenado de golpe. Pero sí señalaron que esa noche había poca luz artificial y que estaba fresco y lluvioso por lo que se podrían haber borrado o no haber sido advertidas.