El duelo en el Mario Kempes no sólo será recordado como el superclásico que volvió a tener a ambas parcialidades en las tribunas después de un tiempo largo. También lo será porque Boca volvió a dejar en el camino a River en un mano a mano; pero lo más importante, porque el juego que se vio en el campo llenó los ojos del público neutral.
Hacía mucho tiempo que no se veía un duelo entre los dos más grandes de nuestro fútbol tan bien jugado, con muchos pasajes de buen fútbol y con vocación bien ofensiva en cada bando.
Boca terminó quedándose con el pasaje a las semifinales de la Copa de la Liga simplemente porque Diego Martínez hizo una mejor lectura del partido que Martín Demichelis, más allá de que River había comenzado jugando un mejor fútbol que su rival.
El gol de Miguel Merentiel, cuando el primer tiempo se moría, fue crucial para el desarrollo posterior del partido. Porque el “millonario” había sido superior al “xeneize” en ese lapso.
El 4-3-1-2 que había puesto Demichelis fue indescifrable para Boca. Claudio Echeverri flotó a espaldas de los Fernández (Ezequiel y Guillermo) y a partir de ahí el equipo de Demichelis generó varias situaciones de riesgo sobre el arco de Sergio Romero.
La posición de Rodrigo Aliendro (ubicado como volante por izquierda) fue clave en la estructura de River durante ese pasaje del partido. El ex Atlético asfixiaba a los encargados de generar el fútbol en el “xeneize” y se mostraba como una variante para Echeverri en ataque.
Pero el 1-0 de Miguel Borja quedó corto para lo que había hecho River en la primera mitad. Y el gol de Merentiel, tras una buena jugada por derecha, emparejó el partido justo cuando los equipos comenzaban a pensar en el descanso.
Las salidas de Ignacio Fernández y Echeverri (ingresaron Manuel Lanzini y Esequiel Barco) apagaron a River y, para colmo, se dieron un puñado de minutos antes de que Edinson Cavani marcara el 2-1.
Pero a esa altura, “Equi” ya se había transformado en una pieza fundamental para que Boca pudiera imponer condiciones. Martínez lo afirmó durante la conferencia de prensa: “a partir de ese cambio posicional, pudimos imponernos en el juego”, dijo el entrenador “xeneize”.
“Equi” se soltó un poquito. Se adelantó unos metros, pudo asociarse con Kevin Zenón, y a partir de esa modificación táctica, Boca ganó bastante a espaldas de Aliendro y Rodrigo Villagra.
Otro punto en el que estuvo acertado Martínez fue en incluir a Nicolás Figal inmediatamente después del 2-1. Tomando nota que River se le venía con Lanzini, Barco, Colidio y Borja, armó una línea de cinco. Y tuvo la fortuna de que, ahí nomás, encontró el 3-1.
Boca mostró más ganas de llevarse la victoria y lo consiguió. En gran parte porque su entrenador estuvo lúcido y sus futbolistas letales.