La Argentina fue uno de los primeros países en involucrarse en el mundo orgánico, y fue pionero en cuanto a legislación y a regulación. Es el segundo país del mundo en superficie orgánica, detrás de Australia. Según el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), el año pasado había una superficie de 4,1 millones de hectáreas orgánicas, manejadas por 1.370 establecimientos.
Gran parte son campos de pastoreo de la Patagonia. Pero la producción orgánica también tiene su peso en agricultura extensiva y en cultivos regionales. “En el sector frutícola, este sistema productivo adquirió rápidamente adeptos. En la fruticultura, la participación de la producción orgánica es mayor que en la agricultura extensiva, así como en muchos otros cultivos”, contó Betina Ernst, de Topinfo.
Actualmente lo orgánico es parte importante de la producción y de la exportación de frutas; y es imposible imaginar al sector sin este componente.
Dentro de esto, resalta claramente la producción de manzanas y peras. Concentran la mayor parte de superficie y de las exportaciones orgánicas de frutas frescas (90%). “El clima desértico del Valle del Río Negro facilita este tipo de producción; en especial si se refiere a la Sarna del Manzano, que tantos dolores de cabeza les trae a los productores de otras regiones”, dijo Ernst.
También resulta ventajoso producir pera orgánica, ya que mundialmente esta producción es reducida, aun cuando hay demanda mundial por ella. No está pasando la mismo con las manzanas. “Muchos países se han volcado a la producción orgánica de manzanas, por lo cual actualmente hay una amplia disponibilidad de esta”, explicó.
Indicó que la producción orgánica de otras frutas es menor si se la compara con las manzanas y peras; pero no por ello menos importante. Además, en estas se observa una clara tendencia de crecimiento, mientras que en las pepitas la producción se estabilizó.
La producción orgánica está destinada a la exportación. “Hace más de 20 años se exporta frutas orgánicas, inicialmente como un complemento; actualmente como un pilar fundamental del comercio exterior. En algunos casos se dejó de enviar fruta convencional y solo se hace orgánica”, detalló Ernst.
Claro ejemplo de esto son los envíos de manzanas y de peras a Estados Unidos y a Canadá: más del 90% es orgánico. Similar situación se vive con los envíos de arándanos y de kiwi a la Unión Europea. En caso de las manzanas y peras a Europa, un tercio son orgánicas. “La incidencia de los orgánicos en otros destinos y frutas es menor. En limón, su habilitación para exportar el orgánico fresco es reciente, por lo cual este negocio recién se inicia”, subrayó.
A la exportación en fresco, hay que sumarle la de los subproductos orgánicos, sector que está creciendo.
Detalles
Pero no todo es color de rosa. La producción orgánica es compleja y requiere de un seguimiento muy estricto. “Los costos son mayores, al incrementarse la mano de obra, tener que usar productos más caros, etcétera. El mercado es acotado y en muchos casos de nicho. Más de una vez los precios ofrecidos son demasiado bajos para compensar el mayor esfuerzo y costo”, advirtió la especialista.
Añadió que, por otro lado, muchos países y productores se volcaron a la producción orgánica, por lo cual la oferta y la competencia se amplió, y llega a sobrepasar la demanda. “Nuevas tecnologías de conservación permiten ofrecer las manzanas y peras durante todo el año, lo que reduce la necesidad de importarlas durante la contra estación”, dijo.
Agregó que en el caso de la Argentina, debe sumarse que se viene de un ciclo de políticas volcadas al mercado interno, poco favorable a la exportación. “También lo orgánico sufrió por la falta de apoyo y costos elevados. Por lo cual las exportaciones de frutas orgánicas frescas se redujeron. En algunos casos como los envíos de manzanas a Europa esto fue muy marcado”, explicó.
Consideró que la fruta orgánica seguirá siendo un pilar para la exportación argentina, pero advirtió que se deberán dar cambios, según cómo evolucione el mercado global. “Las perspectivas son mejores para los arándanos, limones y kiwis; pero será más complejo para las peras y aun más para las manzanas”, puntualizó Ernst.