Dengue: ¿cuánto falta para tener un antiviral contra la enfermedad?
El investigador Mariano Dellarole explica por qué los brotes de la patología que transmite el Aedes aegyti son cada vez más graves. Estudian los motivos por los cuales la infección se puede volver mortal en una persona. Avances en la producción de un test de diagnóstico rápido y poco invasivo.
Cada vez se hace más difícil controlar las epidemias de dengue. Pese al aumento de la incidencia de casos en los últimos años, todavía no tenemos herramientas específicas para el tratamiento de la enfermedad que transmite el mosquito Aedes aegypti. La buena noticia es que no falta mucho tiempo para contar con un fármaco antiviral que permita curar a los pacientes. Así lo adelantó el investigador Mariano Dellarole, del Centro de Investigaciones en Bionanociencias (Cibion - Conicet).
El experto, que participó de importantes hallazgos científicos relacionados a dengue, también se encuentra desarrollando un test de diagnóstico rápido de la enfermedad. Esta es la entrevista con LA GACETA.
- Ya tenemos vacunas, ¿qué tan lejos estamos de tener un antiviral contra esta enfermedad?
- No tan lejos. El antiviral contra dengue más sólido en este momento es uno desarrollado por la compañía farmacéutica Janssen de Johnson & Johnson. Es una droga muy prometedora que inhibe la formación del complejo de replicación viral de todos los serotipos del virus del dengue. El compuesto fue publicado recientemente en la revista Nature 2023 y Journal of Medicinal Chemistry 2024, y ha demostrado ser seguro y bien tolerado en estudios clínicos de Fase 1 y Fase 2. Podríamos disponer del antiviral para la temporada 2027-2028 si todo sale bien en la confirmación de la Fase clínica 3 y posterior solicitud de aprobación. La emergencia sanitaria podría acelerar estos tiempos.
- ¿En Argentina hay algún avance?
- En el mundo y en Argentina se están desarrollando otros candidatos antivirales. En nuestro instituto Cibión-Conicet, esa tarea la lleva adelante el Laboratorio Química Medicinal dirigido por la doctora Mariela Bollini. Y, en colaboración con nuestro laboratorio, Biofísica de Virus, y el Laboratorio de Virología de la UBA, dirigido por la doctora Cybele García, se llevan a cabo investigaciones con antivirales que inhiben de la entrada del virus a las células que infecta. En el equipo de Química Medicinal no solo desarrollan fármacos contra el dengue, sino que también contra otros virus trasmitidos por mosquitos, como el Zika y el Chikungunya. Han obtenido resultados prometedores en etapas preclínicas utilizando modelos celulares y el próximo objetivo es en modelos animales.
- Es preocupante la situación actual del país?
- Si, pero es preocupante la situación actual en toda Latinoamérica. Hay tres puntos a considerar. Primero, una vía de transmisión cada vez más ubicua. La presencia del mosquito transmisor, el Aedes Aegypti, está establecida en muchas zonas geográficas. Segundo, los tiempos de incubación. Un paciente infectado pasa unos dos o tres días sin síntomas. En este período la persona se siente bien, no contagia mosquitos y puede viajar sin problemas. Y tercero, la complejidad propia del dengue y de la respuesta inmune asociada. Existen cuatro serotipos de dengue circulantes y nuestro cuerpo no gestiona bien una segunda infección si esta proviene de un serotipo diferente; en esos casos, somos más permeables a desarrollar una enfermedad grave.
- ¿Por qué se produce esto?
- Las razones detrás de este fenómeno son complejas, pero básicamente se sabe que la infección por un serotipo genera tanto anticuerpos de protección eficientes como anticuerpos subóptimos. Los subóptimos reconocen los otros serotipos de dengue pero no son efectivos para frenar la infección, facilitando su entrada y multiplicación en nuestro cuerpo. Esta efecto se llama respuesta infectiva Exacerbada Dependiente de Anticuerpos o ADE, por sus siglas en inglés. La vacuna circulante trabajó específicamente en demostrar ausencia de efecto ADE para su aprobación.
- ¿En nuestro país aumenta de presentación de casos graves?
- Los brotes en Argentina comienzan con un paciente que viene de regiones afectadas y se expanden a epidemia gracias a la abundancia del vector. Estamos viendo que la expansión geográfica y temporal de las epidemias de dengue son cada vez mayores, que la frecuencia de epidemias está en aumento, a saber, 2016, 2020, 2023 y 2024, cada una de ellas superadora en cantidad de casos. Y que la coexistencia serotípica es más común, cuando anteriormente las epidemias tendían a ser monoserotípicas. Hoy los brotes multiserotípicos son usuales en la región y por lo tanto en Argentina, aumenta el riesgo de ocurrencia de casos graves.
- ¿Qué se puede hacer para controlar el avance de la enfermedad?
- Para que el mosquito transmita la enfermedad a una persona sana tiene que haber picado a un paciente enfermo. Tanto los mosquitos enfermos como sanos, no se desplazan más de 100 metros de donde nacieron. De ahí la importancia de eliminar localmente los focos de criaderos de mosquitos como principal, y de momento única herramienta de control epidémico. Esta actividad debería ser rutina municipal y personal y debería extremarse cuando se identifica y se sabe que en una zona hay mosquitos Aedes y pacientes cursando dengue. Por esta razón, en dengue, el diagnóstico eficiente entra en juego como factor crucial para el control epidémico. Es esencial poder identificar si una fiebre proviene de dengue y geolocalizar dónde están las personas infectadas para tomar medidas de alerta colectiva contra los mosquitos. Tomar acción, aprovechar los canales de comunicación vecinal, fortalecer el pedido de fumigaciones municipales donde hace falta, son procedimientos que se sabe que funcionan. Pero durante una epidemia se sobrepasan las capacidades sanitarias, se acaban los reactivos de diagnóstico, colapsa el mapeo de casos, y el monitoreo termina siendo de tipo clínico y poco específico. Más inversión en desarrollo biotecnológico es crucial para enfrentar esta realidad severa de tendencia al alza.
- ¿Hay descubrimientos recientes sobre el virus?
- Hay un buen ritmo de publicación de resultados académicos dirigidos a comprender al virus del dengue, tanto su ciclo de replicación como su interacción molecular con los huéspedes insectos y humanos. Los principales hallazgos llegan acompañados de la actual tecnología de punta, la criomicroscopía electrónica. Con esta tecnología, esperamos poder estudiar problemas sanitarios como el dengue. Se ha conocido un importante cambio de paradigma en el rol de la proteína viral NS1, liberada en el torrente sanguíneo de los infectados. La interacción de NS1 con nuestro HDL (conocido como “colesterol bueno”) resultaría clave en aspectos inflamatorios y el desarrollo de la enfermedad en su progresión a tipo grave, fiebre hemorrágica mortal. Detectar y cuantificar la interacción de NS1 con la lipoproteína HDL permitiría anticipar los casos que derivan en graves. Los trabajos, que incluyen criomicroscopía electrónica, muestran la importancia y la complejidad de NS1 en la sangre de los infectados. He tenido el honor de trabajar en el estudio pionero, el cual ha sido replicado con esta técnica de avanzada por otros laboratorios y nos ha permitido patentar un sistema de diagnóstico mejorado.
- ¿De qué se trata el nuevo sistema de diagnóstico?
- En nuestro laboratorio estamos desarrollando otro sistema de diagnóstico, el cual es novedoso por ser rápido, poco invasivo y muy accesible porque no usa reactivos. La innovación consiste en medir la estabilidad térmica de las proteínas del suero por calorimetría. Estamos viendo en nuestros trabajos preliminares que en pacientes con dengue podemos detectar tanto la presencia como la evolución de la enfermedad, es decir, podríamos anticipar casos graves.
En Tucumán los casos empiezan a bajar
La notificación de casos de dengue en Tucumán lentamente empieza a descender, al igual que las consultas en los hospitales. En lo que va del año se notificaron 29.160 contagios, aunque se estima que por cada caso reportado hay otras tres personas que no aparecen en los registros (son asintomáticas o no consultaron en el sistema de salud).
Ante el reclamo de los docentes para garantizar seguridad en los lugares de trabajo, ayer el Ministerio de Salud entregó a las escuelas 500 litros de repelente para que alumnos y maestros puedan protegerse de las picaduras del mosquito que transmite el dengue. “La escuela es un lugar seguro porque ya se hicieron fumigaciones, se evaluó que no existan cacharros. Con los niños protegidos con repelentes, se disminuyen los riesgos”, explicaron las autoridades.