Por Jorge Figueroa
16 Abril 2024
FESTIVAL GERARDO VALLEJO. Con un presupuesto inferior, menos días y sin apoyo nacional, se hará en julio. LA GACETA / FOTO DE JOSé NUNO
Cuando el cine era mudo las imágenes eran suficientes.
En “Tiempos modernos” (1936) por ejemplo, Charles Chaplin fue elocuente para retratar la maquinaria de explotación capitalista en el tiempo de la depresión, aún con pequeños efectos auditivos.
Hoy el Incaa está en stand by, con su funcionamiento suspendido por tres meses, en principio (con lo que alcanzará así 210 días contando desde diciembre). Está mudo pero su imagen es la peor: está paralizado. Si en los 30 la tecnología le ponía límites a la industria hoy son las decisiones políticas lo que lo hacen. ¿Qué quiere decir esto?
La semana pasada en el Boletín Oficial se publicó una disposición del interventor del Incaa Carlos Pirovano, que dispone suspender por 90 días la presentación de proyectos cinematográficos en el organismo, “en virtud del déficit presupuestario y financiero existente, y con el objetivo de retomar el equilibrio necesario para que pueda financiarse con sus propios ingresos”.
Jueves y viernes se reiteraron las protestas en la entrada de la emblemática sala Gaumont, en Buenos Aires. Los distintos medios de comunicación así como los cineastas y analistas coinciden en que la decisión significa la paralización del funcionamiento del organismo, ya que en la publicación se aclara que los proyectos ya presentados para ser evaluados y no tengan una resolución a su favor “serán devueltos a los presentantes”.
La falta de colaboración apunta también a los festivales como el de Mar del Plata. En Tucumán, el Gerardo Vallejo -que depende del Ente Cultural- se realizará entre el 2 al 6 de julio, y habrá cuatro competencias. De un modo acotado, claro está porque el año pasado se realizó desde el jueves 27 de julio al sábado 5 de agosto: se extendió durante 10 días, por lo que en esta edición tendrá un alcance menor, acotado a cuatro días.
El presidente del Ente Cultural Humberto Salazar aclaró que “con un presupuesto acorde a la situación se está preparando el festival; hasta el momento no hay información oficial de que no vamos a contar con ese dinero, razón por la cual estamos trabajando en la programación. Esta edición no contará con la ayuda financiera nacional”.
Afectó todo
“Puedo decir que en general la decisión perjudicó todo. Nuestra ley provincial está pensada para complementar la ley nacional. Nunca se vivió algo así, porque se paraliza toda la industria”, dice Martín Falci, un referente local de la actividad cinematográfica.
“Paralizar los apoyos al cine nacional, cerrar canales de exhibición, desfinanciar federalmente a la producción afectará más temprano que tarde al desarrollo de este semillero que es la Escuela de Cine, Video y TV de la UNT que cuenta con prestigiosos profesionales y sus exitosas realizaciones”, alerta Juan Carlos Veiga, director de la Escuela, pero también integrante del Consejo de Artes Audiovisuales de Tucumán (CAAT).
¿Cómo afecta a los audiovisualistas en esta provincia? Falci responde que “esta política nos plantea concentrarnos en Tucumán. Nosotros pensamos la ley provincial en los tiempos de Mauricio Macri, fue en ese contexto que salió la 9.578. Esta situación es extrañísima. El presupuesto para esa ley, y entendemos que está firme, dispone de $ 83 millones (y no está ejecutado), pero el mínimo era el año pasado ya $315 millones. De base necesitamos este monto y en eso estamos trabajando”, precisa el realizador y productor, señalando que ya el año pasado se estaba hablando con números devaluados.
La inversión
“Mi temor es que lo resuelto por el Incaa también desaliente a la inversión privada que necesita tener certezas y validaciones de esos contenidos y realizadores que hasta hoy, a través del sistema de fomento, estaban motivados, lo que permitía la llegada de productos de calidad y el desarrollo de profesionales del cual el sector privado también obtenía ese provecho. No tengo dudas que a pesar de esto la Escuela seguirá desarrollando productos de excelencia por su fortaleza institucional”, agrega Veiga.
“Es cierto que cuestionar, dar debate y replantear muchos mecanismos de ese sistema es necesario, como la distribución, la llegada de recursos al interior, la calidad o seriedad de algunos contenidos, pero sin detener esa cadena que permite fortalecer la industria audiovisual que hoy excede solo al cine”, opinó el referente universitario.
Asamblea
Esta tarde a las 18 en la Escuela de Cine (avenida Aconquija 729, Yerba Buena) se realizará una asamblea de alumnos, docentes, graduados y del sector audiovisual en general. Está convocada para aprobar un plan de lucha por la parálisis del Incaa y el paro nacional universitario.
En la convocatoria ya se menciona que se efectuará un proyectorazo, entre otras medidas.
Datos, no opinión
- Durante 2023, con el primer plan de fomento se aportaron $44 millones a la producción cinematográfica local para la realización de un poco más de 20 proyectos. Hay dos ejemplos que dan cuenta qué sucedió con una mínima parte de esa inversión, el impacto que tuvo en el medio.
- El Festival Plum! de cine de animación, en Tafí del Valle y organizado por Tincazo Cine, contó con tres instancias de competencia: Internacional y Latinoamericana de Cortometrajes Animados y de Videoclip. Recibió el aporte de $400.000 del Consejo de Artes de Audiovisuales de Tucumán (CAAT). “Derramó más de $3 millones en hoteles, transporte, artesanías y ferias y en el fin de semana en que se hizo se movilizaron 700 personas”, subraya Martín Falci.
- A la película “Muña Mula” la se otorgaron $3 millones. “Solo en El Mollar se volcaron $12 millones en catering, remises, equipo técnico, empresas del medio, hoteles, y alrededor de 50 personas del medio que trabajaron en la realización”, describe el director.
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