En un artículo publicado en Journal of Parkinson’s Disease, un equipo internacional de investigadores da indicios de que una sustancia química común y ampliamente utilizada puede estar impulsando el aumento de la enfermedad de Parkinson.
Se trata del tricloroetileno, un solvente ampliamente utilizado en varias aplicaciones industriales, de consumo, militares y médicas, incluso para sacar pintura, corregir errores de escritura, limpiar motores y anestesiar pacientes.
Un equipo numeroso de especialistas, que incluye neurólogos del Centro Médico de la Universidad de Rochester (URMC), el Centro Médico de la Universidad de Radboud; el Centro de Experiencia en Parkinson y Trastornos del Movimiento de Nimega, Países Bajos; el Instituto Weill de Neurociencias, Departamento de Neurología de la Universidad de California-San Francisco y el Centro de Neurodegeneración y Terapéutica Experimental del Departamento de Neurología en Universidad de Alabama en Birmingham, Estados Unidos; postularon que el TCE puede ser un causa del Parkinson.
En el documento detallan el uso generalizado de la sustancia química, la evidencia que vincula el tóxico con el Parkinson y el perfil de siete personas, que van desde un ex jugador de básquet de la NBA hasta un capitán de la Marina y un difunto senador de los EEUU, que desarrollaron la enfermedad de Parkinson después de probablemente trabajar con el producto químico o estar expuesto a él en el medio ambiente.
Cuál es el vínculo del producto químico TCE con el Parkinson
La conexión entre TCE y Parkinson se insinuó por primera vez en estudios de casos hace más de 50 años. En medio, la investigación en ratones y ratas ha demostrado que el TCE ingresa fácilmente al cerebro y al tejido corporal y, en dosis altas, daña las partes de las células productoras de energía conocidas como mitocondrias.
En estudios con animales, el TCE provoca la pérdida selectiva de células nerviosas productoras de dopamina, un sello distintivo de la enfermedad de Parkinson en humanos.
Sin embargo, los autores advirtieron que “millones más se encuentran con la sustancia química sin saberlo a través del aire exterior, las aguas subterráneas contaminadas y la contaminación del aire interior”.
El producto químico puede contaminar el suelo dando lugar a ríos bajo tierra que pueden llegar a largas distancias y migrar con el tiempo. Uno de ellos asociado con una compañía aeroespacial en Long Island, Nueva York, tiene más de 6 kilómetros de largo y 3 de ancho, y ha contaminado el agua potable de miles de habitantes.
El artículo describió a siete personas en las que el TCE pudo haber contribuido a desarrollar el Parkinson. Si bien la evidencia que relaciona la exposición a la substancia con la enfermedad en estos individuos es circunstancial, sus historias resaltan los desafíos de construir evidencia contra el químico.
La investigación incluyó al jugador de básquet profesional Brian Grant, que jugó durante 12 años en la NBA y fue diagnosticado con Parkinson a los 36 años. Es probable que Grant haya estado expuesto a TCE cuando tenía tres años y su padre, entonces un marine, estaba asentado en Camp Lejeune.