Si bien se espera que con la llegada del invierno disminuyan los casos de personas infectadas con dengue, investigaciones del Conicet informaron que las variaciones en la temperatura no aseguran que el Aedes aegypti desaparezca. Una de las causas, es el cambio climático y otra, es el comportamiento de los insectos y su reproducción, dos causas vinculadas entre sí.
El dengue es una enfermedad viral transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti, al que se lo considera un mosquito “hogareño” porque vive en hábitats urbanos: cualquier recipiente que acumule agua en casas, departamentos u oficinas puede convertirse en un criadero.
Cuando el mosquito se alimenta con sangre de una persona enferma de dengue y luego pica a otras personas, les transmite esta enfermedad. El contagio solo se produce por la picadura de los mosquitos infectados, nunca de una persona a otra, ni a través de objetos. Por eso resulta fundamental, la eliminación de los criaderos de mosquitos, donde se acumula agua en tarros, macetas, y otros objetos de hogares.
Qué dice el estudio sobre el mosquito transmisor en invierno
Mediante estudios experimentales en campo y laboratorio, el Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del Conicet comenzó a evaluar las variaciones a corto y largo plazo de las abundancias del mosquito Aedes aegypti en la Ciudad de Buenos Aires y los factores ambientales que favorecen su persistencia interanual, tanto en temporada cálida como fría.
Los investigadores estudiaron los efectos de las bajas temperaturas fluctuantes en la aptitud del mosquito en la Ciudad de Buenos Aires. Para eso, realizaron tres tratamientos a 12, 14 y 16 grados centígrados como temperaturas constantes, y otros tres a 12, 14, y 16 grados, con un margen de cuatro grados más o menos.
Luego, los especialistas analizaron la supervivencia, el tiempo de desarrollo y el tamaño de los mosquitos adultos para cada tratamiento. El trabajo, publicado en la revista de la Sociedad Americana de Entomología indica que la población del Aedes aegypti en CABA tiene una mayor tolerancia a las bajas temperaturas que las poblaciones de otras regiones geográficas evaluadas en estudios anteriores.
Los huevos de este mosquito, son capaces de sobrevivir hasta un año sin agua y también resisten temperaturas bajas. Pero las investigaciones del grupo GEM de la UBA pusieron en duda que los huevos permanezcan en estado latente a lo largo de todo el invierno, para eclosionar a partir de la primavera, es decir, cuando la temperatura y la humedad aumentan.
Los investigadores observaron que la eclosión de los huevos del mosquito y el desarrollo del insecto, no se detienen y que, de alguna manera, la población local de estos mosquitos estaría adaptándose a las condiciones invernales de la Ciudad de Buenos Aires. Se estima que durante el invierno, puede eclosionar más del 45% de los huevos y una gran parte de las larvas puede desarrollarse y alcanzar el estado adulto.
Asimismo, investigadores indicaron que los efectos del cambio climático, las variaciones más abruptas del clima, con cortos periodos de frío, intercalados con días de calor en épocas imprevistas, lluvias torrenciales, modifica el comportamiento de animales, insectos y su sobrevida.