10 Abril 2024
El Gobierno se reunió por primera vez con dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT) en Casa Rosada. El encuentro se produjo en la antesala de que se conozcan los detalles de la reforma laboral que entregará el radicalismo y la amenaza de un nuevo paro de la central obrera.
La reunión fue encabezada por el ministro del Interior, Guillermo Francos y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Poco antes de la reunión con el Gobierno, la CGT dio a conocer un documento de 13 páginas en las que se detalló los cambios que aceptarían de la eventual reforma laboral.
A la mañana, los sindicalistas recibieron al bloque de senadores de Unión por la Patria para cerrar filas para rechazar la reimposición de la cuarta categoría del impuesto a las ganancias y “la ley de Bases”.
¿Quiénes estuvieron presentes?
A la sede de Gobierno fueron arribando poco antes de las 16.30, hora prevista para el comienzo del cónclave: Héctor Daer, de Sanidad; Hugo Moyano, de Camioneros; Carlos Acuña, de Estaciones de Servicio; José Lingeri, de Obras Sanitarias; Andrés Rodríguez, de UPCN, y Gerardo Martínez, de la Uocra.
Estaba también invitado Pablo Moyano, quien no acudió a la convocatoria. Moyano es quien lleva un perfil más combativo dentro de la estructura sindical, aspecto que genera incluso fuerte rispideces internas, consignó un artículo del diario La Nación.
También se sumaron otros miembros del consejo directivo de la CGT como: Marina Jaureguiberry de SADOP; Cristian Jerónimo de Empleados del Vidrio; Susana Benítez, de SATSAID); Jorge Sola de Seguros; y Oscar Rojas de Maestranza. También participa de la cita el secretario de Interior, Lisandro Catalán.
En la antesala del encuentro, en la Casa Rosada reconocían que era un “buen primer paso” en el vínculo con el sindicalismo, con quien explicaban que habían tenido buena sintonía en la previa a la presentación del DNU 70/2023, tras lo que reconocían que ese texto de este los “tomó por sorpresa” a los sindicalistas.
En esa línea admitían que precisamente también por eso “buscaban tender puentes” luego de ese episodio. Desde el círculo cercano al presidente Javier Milei aseguraban también que “no hay ningún tipo de animosidad” con los sindicalistas y que, además, los consideraban un ”importante actor privado”.
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