Micaela Pinna Otero y Gustavo Rodríguez
LA GACETA
Hasta el momento hay una certeza: el incendio a un depósito fue intencional. Los pesquisas, además de tratar de dar con los autores del siniestro, manejan dos hipótesis. La primera, que puede tratarse de una venganza contra el propietario. La otra: que sea apenas un capítulo de una batalla por el control de productos dietéticos en la capital tucumana. La Policía y la Justicia están investigando el caso que no tiene precedentes recientes en la provincia.
Hace exactamente una semana, una nube de humo cubrió a los vecinos de las cuadras Don Bosco y Asunción durante la madrugada y mañana de ayer luego de que un galpón ubicado en Don Bosco al 1.600 se incendiara. Por la tarde, los servidores públicos debieron intervenir nuevamente al pensar que se había reavivado el fuego.
Los propietarios de las casas colindantes dijeron que al comienzo pensaron que se trataba de un robo en lugar de un incendio. “Empezamos a escuchar reventones, como roturas de vidrios y golpes de chapas, así que pensamos que había ladrones. Después un vecino vio por el balcón que salía fuego y llamó a la Policía. Cuando llegaron no podían entrar a ver qué pasaba entonces uno de los oficiales se subió a un techo, vio el fuego y llamaron a los Bomberos”, dijo Soledad Cañete, una vecina que vive sobre la calle Asunción.
El camión de los Bomberos de la Policía fue la primera unidad en arribar a la escena, alrededor de las 5. Luego llegaron distintas unidades de refuerzo que estuvieron trabajando durante más de cinco horas en el lugar para extinguir el fuego. “Llamamos a los Bomberos Voluntarios de San Miguel de Tucumán, de Tafí Viejo y de Yerba Buena, más que nada por el abastecimiento de agua. Trabajamos con dos mangueras dentro del inmueble”, informó el Director de Defensa Civil Municipal, Luis Lamontanaro. El funcionario fue el primero en aclarar que el fuego podría haber sido intencional.
Con el correr de los días, las sospechas se hicieron realidad. Las cámaras de seguridad del local y de los vecinos registraron todo lo que sucedió en ese lugar. Por un lado, tres jóvenes caminando por la cuadra con bidones y botellas en sus manos. Después, cómo hicieron para ingresar al depósito y cómo estudiaron el lugar para iniciar el fuego.
Los desconocidos dejaron en claro que sabían muy bien cómo actuarían y qué es lo harían una vez que estuvieran en el interior del depósito. En la calle caminaban normalmente, pero en el lugar, se colocaron capuchas. “Era evidente que sabían de la existencia de la cámara”, comentó una fuente cercana a la investigación.
Los pesquisas observaron otro detalle. El trío tenía elementos para concretar su plan. Portaban linternas, bombas molotov y elementos para encender el fuego. “Pudo haber sido una tragedia si las llamas se hubieran propagado a las casas vecinas. La verdad es que no les importó nada”, dijo un investigador.
Representado legalmente por Ernesto García Biagosch y José María Molina, el empresario, cuyo nombre se mantiene en reserva por cuestiones de seguridad, se presentó en Bomberos y en la Seccional 7° para presentar todas las pruebas que tenía en su poder.
La víctima del ataque es un empresario que tiene varios locales que se dedican a la venta de suplementos para dietas y equipos para gimnasio. Después de haber crecido comercialmente, decidió transformarse en distribuidor en toda la provincia. Al parecer, su expansión podría haber generado malestar en el rubro.
“Todavía no tenemos claro cuáles fueron los móviles del ataque. Pero no podemos descartar ninguna por el momento. No podemos desconocer que los que hicieron esto sabían muy bien”, explicó García Biagosch que confirmó que el expediente está siendo tramitado en la Unidad Fiscal de Delitos Complejos que conduce Mariana Rivadeneira.
“Estamos trabajando de manera conjunta para dar con los autores. Fue un atentado que pudo haber generado hasta muertes. Eso es mucho más importante que la millonaria pérdida que sufrió nuestro representado.Este caso no puede quedar impune”, destacó Molina. Si bien es cierto que no se hizo una evaluación definitiva, se estima que el siniestro generó un perjuicio económico de unos U$S300.000.
La investigación está dirigida para dar con las tres personas que provocaron el incendio. Esa será la manera si se trató de una venganza personal hacia el propietario del negocio o si se trató de una guerra en el mercado de suplementos alimentarios y equipos de gimnasio.