Verrugas en el cuello: por qué aparecen y cómo podemos tratarlas

Verrugas en el cuello: por qué aparecen y cómo podemos tratarlas

Los especialistas explican cuándo estos abultamientos deben alertarnos y si conviene quitarlas según cada caso. ¿Debemos preocuparnos?

Verrugas en el cuello: por qué aparecen y cómo tratarlas Verrugas en el cuello: por qué aparecen y cómo tratarlas (Foto: Skingroup)
23 Octubre 2024

En los últimos años, las consultas médicas sobre la aparición de verrugas en el cuello crecieron significativamente en Argentina. Sobre el tema, los dermatólogos explican cuáles son las causas de estos abultamientos y ante los diversos métodos populares -y en ocasiones peligrosos- sobre cómo eliminarlos, los expertos dan una serie de consejos.

Según los profesionales de la salud, estas verrugas son pequeños abultamientos que crecen en la piel y que en la inmensa mayoría de las veces suelen ser benignas y desaparecer por sí solas con el paso del tiempo. Pueden tener, además, distintos orígenes, aunque mayoritariamente son víricas, fruto del virus del papiloma humano.

¿Por qué aparecen verrugas en el cuello?

Aunque, como en cualquier zona del cuerpo, en el cuello pueden aparecer todo tipo de verrugas, las más habituales son las que se conoce como filiformes o acrocordones, verrugas de carácter benigno que se deben a que las células más superficiales de la piel se multiplican más de lo habitual, se engrosan, y dan lugar a estos pequeños abultamientos de coloración marrón.

Este tipo de formaciones pueden aparecer a causa de un virus y son más comunes y persistentes según avanzamos en edad, aunque también se relacionan con el sobrepeso, la predisposición genética o los problemas hormonales. También pueden aparecer de manera aislada o en grupos.

Aunque no pican ni duelen, es recomendable que, sobre todo si hay muchas o son muy grandes, consultemos por el dermatólogo para descartar que se trate de algo potencialmente peligroso.

Verrugas en el cuello: ¿cómo se quitan?

Si las verrugas en cuello son benignas y no nos causan molestias, es probable que el dermatólogo no recomiende ningún tratamiento, pues lo normal es que desaparezcan con el tiempo y sin hacer nada. Si el paciente decide tratarlas por motivos estéticos, hay varios tratamientos que pueden funcionar.

Siempre hay que valorar bien si las tratamos o no en función de la gravedad de lo que afecte a nuestra calidad de vida, pues como aseguran desde la Fundación piel sana, de la Academia Española de Dermatología y venereología, “está demostrado que al menos el 60% de las lesiones se resuelven en dos años si las dejamos a su libre evolución”, y sin dejar cicatriz, algo que sí puede ocurrir cuando recurrimos a un tratamiento demasiado agresivo.

Sólo se recomienda tratar en caso de que las verrugas estén en zonas de riesgo, como los genitales.

Los tratamientos más comunes para las verrugas en el cuello son:

- Ácido salicílico: se puede hacer en casa y suele ser muy efectivo, aunque para ello hay que ser constantes con el tratamiento, que se puede prolongar en el tiempo.

- Tratamiento tópico con Nitrato de plata + nitrato de potasio.

- Cantaridina: es un tratamiento tópico que se aplica sobre la lesión y se retira a las tres o cuatro horas. Suele ser efectivo con solo dos sesiones en el 7% de los casos.

- Crioterapia: consiste en congelar la verruga con nitrógeno líquido. Es bastante agresivo, puede ser doloroso y suele dejar marcas, por lo que solo se recomienda en caso de verrugas muy grandes o persistentes.

- Electrocoagulación: esta técnica consiste en utilizar la corriente eléctrica para coagular los tejidos que necesitan ser eliminados. Es un procedimiento agresivo que debe hacerlo un profesional, al ser doloroso precisa del empleo de anestesia, cuidados postoperatorios y suele dejar cicatriz.

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