Norberto Darío Rean se presentó el viernes 22 de marzo a la seccional 1ª de Lanús Oeste (Buenos Aires) para denunciar que desconocidos, utilizando armas de fuego, lo obligaron a detenerse para robarle la moto KTM Adventure 390 en la que se trasladaba. El martes por la noche, en el marco del Operativo Lapacho, efectivos apostados en el puesto de 7 de Abril descubrieron que el cuadro de ese rodado era una de las motopartes que llevaba oculta un camionero que se dirigía a Jujuy. Ese secuestro sirvió para fortalecer una teoría: Bolivia, además de camionetas y vehículos, también es el destino de motos de alta gama robadas en el país para ser canjeadas por cocaína.
El procedimiento fue así. En el límite con la provincia de Salta, personal dirigido por los comisarios Fabio Ferreyra y Daniel Robles, revisaron un camión Scania que se dedicaba al traslado de encomiendas. Al analizar la carga, encontraron cinco bultos en los que habían guardado las diferentes partes de la moto KTM que había sido sustraída en Buenos Aires y que tiene un valor de U$S 13.500. Los policías dieron intervención a la Justicia Federal, cuyos funcionarios ordenaron que no se tomara ninguna medida en contra del chofer, pero sí que decomisaran los bultos. Los pesquisas sí tomaron los datos del despachante de la mercadería y cuál era el destinatario y compartieron la información a sus pares de Buenos Aires y de Jujuy.
Este no es el único procedimiento de estas características que se realizó durante este mes. El viernes 22, también en el puesto de 7 de Abril, los uniformados revisaron la carga de otro camión que llevaba encomiendas. Descubrieron bultos en los que trasladaban las motopartes de 11 rodados que habían sido sustraídos entre el 3 y el 15 de marzo en la Provincia de Buenos Aires y en CABA, y que tenían destino a la provincia de Jujuy. Lo secuestrado en ambos procedimientos fue valuado en U$S 91.200.
Ante este tipo de casos siempre queda flotando la pregunta: ¿cuántas cargas de este tipo lograron llegar a destino? Es un interrogante que no tiene respuesta. Desde hace varios años existe una ley en Bolivia que permite a los habitantes de ese país blanquear sus bienes. Una persona se presenta en una oficina y solicita inscribir un auto, una camioneta o una moto a su nombre. Como no se le exige que justifique su origen, con el simple pago de una multa finaliza el trámite. Argentina fue el único país de la región que no hizo un reclamo por esta norma.
Ese mismo día, pero en el control Los Mistoles, también incautaron nueve bultos con distintas motopartes. “Había desde cachas, pasando por asientos, amortiguadores, cables, pedalines, tanques de nafta de diferentes motos, pero todas de alta gama”, relató uno de los participantes del hallazgo.
La teoría
“No tenemos dudas de que estamos ante una organización importante. Roban las motos en Buenos Aires y, en cuestión de días, no sólo las desarman, sino que además las envían a Jujuy para luego venderlas en Bolivia”, explicó el jefe de Policía Joaquín Girvau. “Estimamos que ese material conseguido a través de un ilícito es canjeado por droga”, añadió.
Girvau dijo que descubrir este tipo de tráfico de motopartes no es sencillo. “Los delincuentes recurren a empresas de correo para enviar encomiendas a la provincia del norte. Una vez más quedó demostrado la importancia del Operativo Lapacho, ya que sirve para detectar este tipo de actividad ilícita. La Policía de Tucumán brindó toda la información a Buenos Aires para que continúen con la investigación. Tienen datos precisos para dar con los autores”, añadió.
El jefe de la Fuerza también consideró que es una modalidad nueva o por lo menos desconocida para todos los investigadores. “Gracias a los controles fronterizos hemos logrado recuperar varios autos y camionetas de alta gama que se dirigían al norte. No tenemos dudas de que iban a Bolivia para canjearlas por droga”, indicó. Ayer, por ejemplo, los pesquisas incautaron un VW Vento en el paso fronterizo Los Mistoles, en el límite con Santiago del Estero, que había sido denunciado como robado en Buenos Aires.
Hace más de una semana, el Ministerio Público logró la condena a dos bonaerenses que fueron descubiertos conduciendo dos camionetas que habían sido robadas en su provincia natal y eran trasladadas a Orán. Recibieron penas condicionales de tres años por transitar con documentación falsa.
Sorpresa
“Siempre pensé que porque tenía una moto de alta gama no me la robarían. Pero con lo que me contás voy a tener mucho más cuidado”, dijo Julio Pizarro. “Eso está pasando en Buenos Aires, pero tarde o temprano los ‘gatos’ de acá imitan la modalidad”, añadió el motoquero.
En enero, las compañías aseguradoras y los vendedores de motos habían advertido el incremento de robos de este tipo de rodados. “Uno se confiaba porque pensaba que no había mercado negro para nuestros bienes. No es fácil venderlas en la calle y el negocio de las motopartes tampoco es lucrativo porque no hay muchas. Pero ahora que me entero de que las cambian por droga, comienzo a entender todo”, explicó Mariano Fuentes.
Para la organización que se dedica a esta modalidad el negocio es redondo. Con los U$S 92.000 que consiguen con el robo de motos pueden comprar en la frontera más de 36 kilos de cocaína, que tiene un valor de U$S 2.500. En Buenos Aires, por el recorrido que deben hacer, el kilo de la droga llega a no menos de U$S 7.500, por lo que la ganancia que puede obtener es de U$S 270.000. En las calles, esa cantidad de sustancia, después de haber sido estirada hasta nueve veces (las pericias indican que la estiran hasta ese número), podría llegar a ser de 330 kilos.
Fuentes se mostró sorprendido al enterarse por LA GACETA de los números reales del negocio. “Es increíble lo que me estás contando. Ahora entiendo porque la droga se está apoderando del país”, sostuvo.