Por tradición, en Argentina y en muchos países del mundo, el domingo de Pascuas se suele regalar el clásico huevo de chocolate. Si bien es una costumbre que se transmite de generación en generación e involucra a grandes y chicos, lo que muy pocos conocen es el origen y el significado de esta práctica.
A grandes rasgos, desde los principios de la humanidad el huevo de Pascua ha sido sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento. En la mitología egipcia, este producto alcanzó importancia cuando el ave Fénix se quemó en su nido y volvió a renacer más tarde, a partir del huevo que lo había creado en un principio. Por otra parte, los hindúes también sostenían que el mundo había nacido de un huevo, pero ¿qué relación tiene con la Semana Santa y por qué se lo regala el domingo de Resurrección?
Pascuas: por qué se regalan huevos de chocolate el domingo de Resurrección
Según explican los historiadores, en los albores de la Edad Media y durante las celebraciones se regalaban huevos de gallina o de pato a los niños. Los cristianos adoptaron esta tradición y, probablemente, la prohibición de comer huevos durante 46 días de penitencia (Cuaresma), decretada por la Iglesia en el siglo IX, fue lo que hizo tan popular su consumo tan pronto empezaba la Pascua.
Los huevos eran guardados durante los días prohibidos, y cuando se terminaba esta etapa de ayuno, se regalaban de unos a otros. Para conservar y mantener frescos los huevos, se bañaban en una fina capa de cera líquida, creando así la costumbre de colorearlos y decorarlos para regalarlos después.
A principios del siglo XIX, en Europa, los alemanes, italianos y franceses ya empezaron a hacer huevos a base de chocolate, que contenían regalos en su interior. Las duras prácticas de penitencia y ayuno se suavizaron con el tiempo, pero la tradición de celebrar la Pascua comiendo y regalando huevos todavía persiste.
El conejo se asoció a esta tradición de los huevos de Pascua ya que desde tiempos ancestrales es símbolo de fertilidad y se solían realizar celebraciones a esta diosa al inicio de la primavera, fecha en la que se celebra la Pascua en países del hemisferio norte. Además, según la tradición, un conejo estuvo encerrado en el sepulcro junto a Jesús y presenció su resurrección.