El Papa transmitió un mensaje de paz ante los "vientos de guerra" en Europa, presidiendo las dos ceremonias finales de la Semana Santa. En la Basílica de San Pedro, frente a 60 mil fieles, realizó la misa de resurrección y la bendición "urbi et orbi". Durante la ceremonia, recibió una invitación sorpresiva del presidente de Indonesia para visitar el país, un viaje que comprende cuatro naciones asiáticas y representa un desafío debido a su estado de salud frágil.
Indonesia, con la mayor población musulmana del mundo, representa un esfuerzo del Papa por fomentar la tolerancia religiosa. Otros viajes están previstos en Europa este año, y existe la posibilidad de un largo viaje a su país natal, Argentina, seguido de una visita a Uruguay.
El Papa, aunque enfrenta dificultades para moverse debido a problemas en la rodilla, se mostró en buenas condiciones durante la celebración. La plaza estaba llena de fieles y religiosos para acompañarlo, y al finalizar, el Papa recorrió la plaza en el papamóvil, recibiendo el afecto de la multitud.
Desde la logia central de la basílica, el Papa lanzó su mensaje de Pascua, destacando los conflictos y males que afectan a la humanidad, incluyendo los "vientos de guerra" en Europa y el Mediterráneo a raíz de la invasión rusa a Ucrania. Llamó a la paz y al diálogo en todas las regiones martirizadas por la guerra, mencionando específicamente el conflicto entre Rusia y Ucrania, así como la situación en Gaza entre Israel y los palestinos.
El Papa pidió un intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, así como el acceso humanitario a Gaza y la liberación de rehenes palestinos. Su mensaje apuntaba a construir la paz mediante la solidaridad y el entendimiento, en lugar de recurrir a la violencia y las armas.