La convergencia de los avances tecnológicos, la conectividad global y un tejido socioeconómico en rápida evolución están redefiniendo cómo concebimos el trabajo. La convivencia intergeneracional puede ser un freno para la reconversión de una compañía en la medida que sus ejecutivos no tomen cartas en el asunto. La generación Z (aquellos nacidos desde fines de la década de 1990 y con perfil altamente digital) marca el futuro del mercado laboral. Las personas son parte esencial dentro de la nueva era en la que la Inteligencia Artificial avanza a pasos agigantados. Todo esto configura un nuevo “pacto empleador-empleado”, según un diagnóstico realizado por ManpowerGroup, una firma que brinda soluciones de capital humano, y que presentó su nueva investigación “La era de la adaptabilidad” en el mundo laboral de 2024. La consultora focaliza su informe en cuatro fuerzas acerca de lo que se viene.
La primera de ellas hace referencia a los cambios demográficos. Aunque en 2030 la Generación Z será el 58 % de la población activa, la fuerza laboral sigue envejeciendo en todo el mundo, planteando desafíos para las organizaciones. Por eso, para hacer frente a esta problemática, los empleadores deberán adoptar estrategias de contratación innovadoras y ampliar las fuentes de talento. Otra medida consta de promover la capacitación y formación a través de tutorías, asignaciones flexibles, programas de perfeccionamiento y nuevas oportunidades de aprendizaje. Asimismo, la investigación enfatiza en la necesidad de impulsar las políticas relacionadas a la Diversidad, Equidad, Igualdad y Pertenencia (DEIP) ya que las empresas con altos niveles de inclusión tienen un 39% más de probabilidades de superar a aquellas con una menor representación en términos de diversidad. Además, existe una brecha de percepción. Mientras que el 68% de los directivos afirma que su empresa ofrece un entorno inclusivo, solo el 36% de sus colaboradores está de acuerdo.
El segundo eje se centra en adopción de la tecnología. En los últimos años, y en especial con el acelerado crecimiento de la Inteligencia Artificial (IA), la tecnología se presenta como una aliada que potencia las capacidades humanas en lugar de reemplazarlas. En la medida que logren adaptarse y evolucionar con la IA, los seres humanos seguirán siendo impulsores clave en el futuro del trabajo, ya que permitirán mejorar sus competencias, conocimientos técnicos y capacidades profesionales. De hecho, el 58% de los empleadores cree que la IA y la Realidad Virtual (RV) tendrán un impacto positivo en sus colaboradores en los próximos dos años.
La tercera fuerza pone el foco en los impulsores de la competencia. En un entorno en el que predominan la incertidumbre económica y la disputa por la retención de talento, las organizaciones deben adoptar estrategias que les permitan mantenerse competitivas. En primer lugar, los trabajadores buscan cada vez más un propósito y un significado en lo que hacen, de modo que el 60% de ellos afirma que quiere que los empleadores tomen medidas claras y visibles para abordar problemáticas ambientales; además de demostrar su postura en cuestiones sociales y políticas. Por otro lado, un tercio de la fuerza laboral (31%) desea que los líderes comprendan mejor los retos financieros que los afectan. En línea con esto, las compañías no solo tendrán que aumentar los salarios, sino también encontrar otras formas de seguir siendo competitivas y retener el talento calificado proporcionando autonomía, flexibilidad y un trabajo con propósito.
La cuarta considera las elecciones individuales. Las personas han cambiado la forma en la que conciben el trabajo y hoy esperan “consumirlo”; de forma muy parecida a como lo hacen con otros aspectos de la vida: en sus propios horarios y de maneras adaptadas a sus necesidades individuales. En este sentido, los candidatos indican que los beneficios más deseables son la semana laboral de cuatro días (64%), la posibilidad de elegir la hora de entrada y salida (45%) y la flexibilidad para trabajar desde casa (35%). A su vez, y sobre todo para la Generación Z, la salud mental como prioridad. En este sentido, las organizaciones que sigan el ritmo de los cambios culturales en torno al bienestar y creen ambientes psicológicamente seguros y flexibles tendrán más posibilidades de atraer y retener el talento.
“Las tendencias en el mundo laboral se transforman constantemente, debido a la imperante escasez de talento, el avance y la penetración de la tecnología, así como también por las tendencias vinculadas a la sostenibilidad, y creciente demanda de flexibilidad”, señala Luis Guastini, Director General y Presidente de ManpowerGroup Argentina y director de Talent Solutions para Latinoamérica. “Para poder mantenerse en la vanguardia, es sustancial que las organizaciones adquieran la capacidad de adaptarse a las nuevas dinámicas, a fin de garantizar su permanencia y crecimiento en el mercado”, puntualiza.