Durante la homilía de la misa crismal, el Azrobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, celebró los 125 años del Seminario de Tucumán, que ha sido la casa de formación sacerdotal no sólo de tucumanos sino de sacerdotes de todo el norte argentino y hasta de otros países.
"Saludo y bendigo a los seminaristas, formadores, profesores, empleados, benefactores y a todos los que han colaborado y colaboran de mil maneras a la formación sacerdotal -dijo Sánchez-. Recemos por las vocaciones sacerdotales y promovamos las vocaciones en nuestras comunidades con nuestro testimonio alegre de vida sacerdotal. Muchas bendiciones en este año Jubilar al Seminario de Tucumán.
Además, Sánchez remarcó que "la Misa Crismal es una expresión muy significativa de la Iglesia arquidiocesana, de la Iglesia sinodal, caminando juntos sacerdotes, consagrados y laicos, en Comunión fraterna y eclesial, en participación y corresponsabilidad diferenciada para realizar la Misión de llegar a todos con la alegría del Evangelio".
Una nueva Alianza de amor
"El Jueves Santo nos lleva al Cenáculo donde Jesús hace esa confesión afectuosa a sus discípulos: 'he deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi pasión…'. Es allí en el Cenáculo donde instituye la Eucaristía, Memorial de su pasión redentora, sellando con la humanidad una nueva Alianza de amor por su sangre derramada en la cruz para el perdón de los pecados y, a la vez, instituye el sacerdocio ministerial, haciéndonos partícipes cualificados de su ministerio y misioneros del Misterio Pascual", agregó.
"Es allí en el Cenáculo donde Jesús nos enseña con el ejemplo, lavando los pies de los discípulos -remarcó-, que el amor se concretiza en la humildad y el servicio para con todos, sin distinción. Hoy vamos a lavar los pies de nuestros hermanos y vamos a seguir la enseñanza del maestro, para que hagamos lo mismo, para que estés siempre disponibles al servicio generoso de los hermanos, especialmente de los que más sufren".
Sean hombres de comunión
"El pueblo de Dios nos pide a los sacerdotes que seamos más cercanos, abiertos, compasivos y entregados, que seamos vínculos de comunión. Valoran nuestro esfuerzo y sacrificio y quieren que seamos cada día más curas y mejores curas dedicándonos especialmente al ministerio propio que nadie más que nosotros los podemos realizar, por nuestra consagración sacerdotal -mencionó Sánchez-. Queridos sacerdotes, como principales cooperadores de mi ministerio episcopal los exhorto a que sean hombres de comunión para vivir corresponsablemente la Misión".
"Es necesario que caminemos juntos con una actitud profunda de fe, porque el Señor camina con nosotros, Él nos ha marcado el camino y este camino llega hasta el calvario, hasta la entrega de la propia vida por amor y dando el paso a la Pascua, a la gloria de la resurrección. Que seamos plenamente pastores según su corazón -insistió-. Que no nos conformemos con poco, que entreguemos la vida en nuestro ministerio, que no nos acomodemos y que seamos austeros en nuestro modo de vivir. Que no nos creamos dueños, somos simples servidores y administradores de los misterios de Dios, discípulos oyentes y creyentes, ministros del Señor y misioneros de su Reino", resaltó.
Renovarán las promesas sacerdotales
"Queridos hermanos, que el Espíritu Santo encienda en nuestros corazones el fuego de la caridad y nos guíe la brújula de la Palabra -agregó-. Confiados en la fidelidad de Dios y en la oración de su Pueblo santo, renovarán las promesas sacerdotales y reavivarán el don que han recibido por la imposición de las manos con la certeza que la Virgen María nos custodia y acompaña en nuestra vida y ministerio".
Al cerrar su mensaje, el Arzobispo pidió que "la Madre del Buen Pastor, interceda ante Dios, por nuestro presbiterio de Tucumán, nuestros seminaristas y las vocaciones sacerdotales. María, Madre de los sacerdotes, ruega por nosotros. María, Madre de las vocaciones, ruega por nosotros".