Los productores tucumanos han emprendido una lucha en vano, hasta ahora, contra una plaga que ha provocado daños en los campos de maíz e hizo prever pérdidas millonarias.
En los últimos 10 días se registró en Tucumán una explosión de la enfermedad denominada achaparramiento de maíz, como consecuencia del crecimiento de la población de la chicharrita o Dalbulus maidis.
Tras alertas anteriores en la zona NEA y núcleo, esta plaga se ha expandido en la provincia y ha provocado pérdidas en los rendimientos desde la primavera pasada. Se habían observado entonces síntomas en La Cocha y Graneros -en el sur tucumano-, en el departamento Santa Rosa -Catamarca- y en la región de Guasayán -Santiago del Estero-.
Sin embargo, las poblaciones masivas de la chicharrita se han propagado en los últimas jornadas entre los lotes de Burruyacu y Cruz Alta (centro), aunque con baja incidencia, por ahora. “Como consecuencia, puede generar grandes pérdidas de rendimientos y de calidad”, dijo a LA GACETA el titular de la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del NOA (Apronor), Gonzalo Blasco.
La entidad agropecuaria local también expresó este lunes, a través de las redes, su preocupación por el avance de la bacteria Spiroplasma. "En algunas zonas, hace varias semanas se veían síntomas, sin embargo en los últimos 10 días se manifestó en muchos lugares de manera explosiva. La lucha por controlar su vector Dalbulus maidis fue prácticamente en vano", enfatizó la asociación en una publicación.
La plaga
“Es una enfermedad transmitida por una chicharrita que siempre estuvo presente en la región Norte. La primera detección en la zona data del año 40. (El insecto) es una transmisora de enfermedades para el cultivo de maíz que pueden llegar a pérdidas de hasta el 100% en la productividad”, explicó Augusto Casmuz, técnico de la sección Zoología Agrícola de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).
La chicharrita transmite una serie de enfermedades, pero básicamente hay dos tipos con mayor prevalencia en el NOA: Spiroplasma y Fitoplasma. “Afectan el floema de la planta”, explicó el investigador.
Antes de la campaña maicera, se habían observado altas poblaciones de la chicharrita en el territorio tucumano y alrededores. Hoy, estas "masas" se multiplicaron, aunque con algunas diferencias respecto de los daños, ya que en el sur provincial se comienza a sembrar para la producción de semillas durante la primavera.
“Como particularidad, este insecto se puede alimentar y desarrollar en planta de maíz y no en entro cultivo. Al cultivar de manera más temprana (por los campos del sur), la plaga se desarrolló al mismo ritmo, más temprana, y alcanzó altos niveles poblacionales”, dijo Casmuz.
De acuerdo con datos provisorios, se han detectado pérdidas en lotes del 100% en Graneros y La Cocha, entre los sectores más afectados.
“En el resto de las zonas, en el este y norte de Tucumán o el oeste de Santiago del Estero, al no tener maíz en primavera, la presión de la chicharrita fue significativamente más baja. Eso no quita que se produzcan daños. Estamos viendo hoy en Burruyacu y Cruz Alta (centro) lotes con distintos grados de afectación. En línea general, afectan a híbridos sensibles a las enfermedades transmitidas por la chicharrita”, expresó el referente de la sección Zoología Agraria.
Casmuz informó que la Eeaoc ha lanzado en esta campaña ensayos destinados al control de la chicharrita. Pese a ser una plaga detectada en los 40’, no existen insecticidas registradas para tal fin todavía.
“Nos guiamos mucho por la experiencia de otros países, como Brasil, donde hay muchos productos que requieren dosis más altas”, expresó el investigador, quien recalcó que los productores brasileños utilizan híbridos con cierta tolerancia a esta plaga.
“(En Tucumán) hemos priorizado el aspecto productivo para la elección de los híbridos. Pero ese alto potencial de rendimiento no está asociado a la tolerancia de las enfermedades transmitidas (por el insecto)”, aclaró.
La superficie neta cultivada de maíz en Tucumán durante la campaña 2022-2023 había sido de unos 96.100 hectáreas, lo que significaba una baja de un 1,8%, según datos de la Eeaoc. A nivel departamental, se destacaron Burruyacu y Graneros con porcentajes cercanos a un 45%.
En estos días, los productores expusieron su preocupación y reforzaron sus trabajos debido al crecimiento de la población de la chicharrita de maíz. "Creemos que se podrá comercializar, aunque eso se verá cuando metamos la cosechadora al lote", consideró Blasco, titular de Apronor.