Hace aproximadamente un año, el lenguaje deportivo tucumano acuñó un nuevo término, que con el correr de los meses fue ganando fuerza y difusión: el pickleball. ¿Y qué es el pickleball? Dado que se trata de una disciplina que construyó su identidad tomando elementos de otras, podría decirse que es "algo" parecido al tenis, al tenis de mesa, al squash y al bádminton. Sin entrar demasiado en detalles, el pickleball comparte la base de todos ellos: una cancha rectangular dividida al medio por una red, en la que el objetivo es hacer pasar hacia el lado contrario un objeto (en este caso, una pelotita de plástico con agujeros) pegándole con una paleta.
Gracias a su fácil curva de aprendizaje, el pickleball viene creciendo de manera vertiginosa en EEUU, donde cada vez hay más canchas dedicadas a esta disciplina en los complejos de tenis. En uno de ellos fue que el tucumano Gonzalo Lloren Boscarino supo de su existencia y casi de inmediato pensó en "importarla" hacia Tucumán. Trajo los materiales necesarios y junto a un grupo de personas (entre ellos, su hermano Alejo Lloren Boscarino y Julieta Gambarte) se lanzó adelante con el proyecto de instalar el pickleball en la provincia.
Hoy, casi un año después, este curioso deporte ya cuenta con una importante base de practicantes, que crece semana a semana. Y hace poco dio un paso fundamental para sus perspectivas de expansión: la creación de la Asociación Tucumana de Pickleball, que tiene a Alejo como presidente y a Julieta como secretaria, a la cabeza de la Comisión Directiva. Por su parte, Gonzalo quedó como coordinador general del proyecto en Tucumán, además de ser jugador y profesor federado.
"La gestión se inició en septiembre del año pasado y el 19 de febrero de este año finalmente se concretó la creación de la Asociación. Estamos muy contentos, con muchas ganas de progresar. Nuestra intención siempre es crecer y darle calidad de vida a todos los que nos están apoyando con este proyecto. Contamos con más de 150 asociados, de los cuales 80 están en actividad hoy en día", comentó Alejo, quien al igual que su hermano, tiene pasado como jugador de rugby de Lince. "Nuestra intención es hacer que esta disciplina siga creciendo a nivel provincial y luego nacional. Ojalá podamos expandirla por Latinoamérica en el futuro. Hoy está en el número 1 de los deportes que más rápido está creciendo a nivel mundial. Por eso nos gustaría conectarnos con países en los que el pickleball está muy desarrollado. En EEUU existe hace ya más de 60 años y hay un nivel increíble", agregó.
Actualmente, los entrenamientos de pickleball se hacen todos los martes y viernes de 18.30 a 20.30 en la Facultad de Educación Física. "Cualquiera se puede sumar, sin importar la edad. Sólo tiene que ir con ropa deportiva, no necesita ninguna clase de material. Nosotros le brindamos todo: cancha, redes, pelotas y paletas. Estamos contentos de poder aportar nuestros materiales para que la gente conozca este deporte y siga creciendo día a día. La gente que está yendo está muy contenta, y todas las semanas se suman interesados nuevos. Es un deporte divertido y hermoso, que tiene como una de sus prioridades la calidad de vida de quienes lo practican", comentó Alejo.
Competencia
Este sábado de 15 a 19 tendrá lugar en el Palacio de los Deportes un torneo de pickleball. Habrá dos categorías en dobles masculino y una en dobles femenino. Las inscripciones están abiertas, por medio del instagram de la Asociación (@tucumanpickleballclub) o por Whatsapp a los números 3815553850 y 3815734845. "Vendrá incluso gente de Salta a participar. El año pasado dimos clínica de pickleball en esa provincia y ya se está jugando con materiales que les hemos brindado para que se desarrolle ahí también", contó Alejo Lloren Boscarino.
Un origen casual
El pickleball se creó a mediados de los 60, y como muchos otros deportes, tuvo un origen casual. Cuenta la leyenda que nació en la isla Bainbridge, en el estado de Washington, una tarde en la que el congresista Joel Pritchard y unos amigos volvían de jugar al golf y encontraron a sus familias aburridas y sin saber qué hacer. Como la casa tenía una cancha de bádminton, intentaron jugar un partido, pero como no encontraban la pluma ni las raquetas, improvisaron con una pelotita de wiffle (de plástico y agujereada) y paletas de madera contrachapada. Sin saberlo, habían inventado el pickleball, que no tomaría dicho nombre hasta un par de años después. Entre las diferentes versiones sobre el origen del nombre, la más popular sostiene que se debe a Pickles, el perro de los Pritchard, que corría de un lado a otro siguiendo la pelotita.