Gustavo Zerbino: “Todos tenemos una cordillera distinta”
Gustavo Zerbino, uno de los 16 sobrevivientes de la tragedia de la Cordillera de los Andes, ocurrida en octubre de 1972, pasó por Panorama Tucumano en la previa a la charla que brindará hoy a las 19 en el Teatro Alberdi. En un distendido diálogo, rememoró algunas anécdotas del accidente, lo importante que fue el humor junto a sus compañeros para atravesar la situación, se refirió a la película “La Sociedad de la Nieve”, y ahondó en cuál fue el aprendizaje y la perspectiva que tiene actualmente de la vida.
- ¿Me contás con quién estoy?
- Soy una persona feliz, que agradece todos los días porque está vivo. Soy una persona con una gran vocación de servicio, seis hijos, cuatro varones, y dos hijas maravillosas. Soy un afortunado y la vida me dio aparte tres nietos.
- ¿Por qué estás vivo?
- Yo siempre digo que la vida es un milagro. Estar vivo es un milagro, la muerte es un misterio y en el medio está lo que venimos a aprender. Lo más importante es ser felices, agradecer todos los días que podés levantarte y que tenés 1.440 minutos para hacer lo que quieras.
- ¿Tenés miedo de morir?
- No, a la muerte no le tengo miedo. Nosotros vivimos de espaldas a la realidad porque lo único que tenemos seguro cuando nacemos es que nos vamos a morir.
- Pero debés tener dudas después de todo lo que has pasado.
- Lo que no tengo duda es que voy a vivir intensamente cada instante que me regala la vida. Una cosa es vivir y otra cosa es durar. Una cosa es disfrutar y otra cosa padecer. Una cosa es la realidad y otra cosa la percepción de la realidad. Todas las personas somos únicas e irrepetibles y cada uno tiene distintos tiempos de maduración para darse cuenta de las cosas. No existen problemas en la vida; existen oportunidades. Todos los seres humanos tenemos una cordillera distinta; mi cordillera no es más grande que la tuya, no hay un dolorímetro. Lo importante es que la gente tiene que elegir todos los días qué quiere, si ser víctima o protagonista.
- ¿Hay chistes sobre el accidente?
- Nunca nos reímos más en la vida que en la cordillera. Hay momentos en que la risa era tan fuerte que parecía que el corazón se nos iba a salir por la boca. Pero no era una risa, era una catarsis liberadora de una tragedia terrible, de una situación que no tenía explicación y reírse era algo que te permitía atravesar eso de una manera ridícula que te hacía aliviarte.
- ¿Llorás cuando recordás todo esto?
- Ahora lloro con la Cenicienta, pero en esa época llorar era perder agua, perder sal. Se murieron tus mejores amigos, no tuvimos tiempo de hacer el duelo porque no podíamos sufrir, no podías dejar que tu ánimo bajara. Volvimos y fuimos decantando de a poco, por eso hicimos el libro “La Sociedad de la Nieve”.
- ¿Tuvieron esperanza?
- La esperanza era la hermana menor de la fe. Siempre tuve esperanza, ilusión y la certeza de que yo iba a vivir hasta que me muera, pero para que me muera iba a tener que pasar por cosas que no había conocido. Hay un dicho que dice ‘mientras hay vida hay esperanza’, pero hay mucha gente que está viva y está muerta porque no tiene ilusión, esperanza y porque no hay nada por lo que luchar y por lo que vivir. Vivir es honrar la vida.
- ¿Qué había en el bolso en el que rescataste cosas de tus compañeros que habían muerto?
- Dentro del bolso traje a mis 29 hermanos que murieron en la montaña para que sus familias puedan hacer su duelo. A cada uno le traje un signo y un símbolo que representaban lo que cada amigo era. Fui casa por casa, estuve 29 días junto con mi madre. Estuve 73 días juntando las cosas; a mí me mantuvo vivo la vocación de servicio y el compromiso de llevarles las cartas y objetos a sus padres.
- ¿Hay alguno que se sienta más héroe que otros?
- Absolutamente ninguno de los que estuvo en la cordillera puede ser cambiado por otro. Cada uno dio lo mejor de sí y fueron fundamentales e indispensables, porque gracias a cada uno estamos acá y por los que murieron también. Esta historia no se puede cambiar, después la cuentan como quieren, pero la verdad es que “La Sociedad de la Nieve” muestra cómo era la montaña y las personas que murieron tienen su nombre.
- ¿Qué tiene que decir tu epitafio?
- A mis hijos les digo que el día que me muera festejen. Mi epitafio va a caminar, son mis hijos, mis nietos, mi historia viva que se sigue moviendo.
En Casa de Gobierno: el gobernador recibió a Gustavo Zerbino
El gobernador, Osvaldo Jaldo, recibió ayer en su despacho de Casa de Gobierno a Gustavo Zerbino. El mandatario le obsequió un poncho tucumano y una placa. Luego, en la conferencia de prensa, Zerbino expresó su agradecimiento por la oportunidad de volver a Tucumán. “Quiero destacar la recepción del Gobernador y la importancia de compartir mi experiencia y enseñar cómo transformar los problemas en oportunidades, conectándose con el corazón y buscando soluciones”.