Las hermosas playas de arena negra de un territorio “nuevo” del planeta
LA GACETA se sumó a una travesía de ciencia y turismo organizada por el Observatorio Astronómico de Ampimpa hacia la “Tierra del hielo y del fuego”. Los impactantes e increíbles paisajes han atraído a millones de visitantes y han servido de escenario para la filmación de importantes películas y series inspiradas en los géneros fantásticos y de ciencia ficción. El origen volcánico de las rocas.
1. Cosas que no existen
Alicia Sallaberry pisa la arena negra de las playas de Reynisfjara, cercanas a la localidad de Vick, Islandia. Empuña una cámara en su mano derecha. El lente descansa mirando al suelo; sus ojos, en cambio, buscan inquietos en el paisaje cosas que todavía no existen: las fotos que combinarán las formas de la lava con su propia mirada.
Es la mirada de una artista visual de La Plata, Argentina. Indaga en las oscuras columnas de basalto, sus líneas verticales, sus sombras; revisa las formas de la arena revuelta que alisa el mar cuando la toca, como un espejo de ébano pulido; la interpela ese mar, el violento Atlántico Norte y sus olas enmarañadas llegando ruidosas a la costa.
Negra la playa y negro su mar. Alicia Busca. Fantasea con que los turistas se disuelven en el aire y el paisaje le pertenece a ella y su cámara. Imagina que ya no están ahí, alborotados, intentando estampar su imagen en el paisaje con una selfie; con sus vestuarios de colores llamativos trepándose a la roca solemne, casi sagrada, verdosa y sólida, que una vez fue roja y líquida, hija de una erupción que hizo temblar la tierra.
No es que la molesten particularmente los turistas, al contrario, es entretenida la escena. Pero no para sus fotos.
2. Un territorio joven
Alicia pertenece a la expedición a Islandia organizada por el Observatorio Astronómico de Ampimpa: veintiséis viajeros y el equipo del Observatorio en un recorrido por la “Ring Road”, la carretera que rodea esta isla considerada uno de los territorios más jóvenes del mundo y por ello de un gran valor científico.
A varios metros de Alicia, Alberto Mansilla, líder de la expedición y director del Observatorio, dialoga con algunos de los viajeros con respecto a detalles reveladores de esta isla “nueva”, en formación desde hace apenas 20 millones de años.
“Esa cantidad de años es muy poco tiempo en términos geológicos”, afirma Alberto. “Es por eso que sus paisajes son excepcionales y únicos, además de tener una gran importancia para el estudio de la geología a nivel mundial”.
Un país de roca volcánica, escasamente erosionada, negra o verdosa; del color del fuego cuando se enfría, el color de la corteza terrestre recién conformada. Negras paredes de acantilados. Verdosas columnas de basalto. Negros peñascos sobre montañas verdes. Paredones de piedra de un verde gris cubierto por líquenes. Negros campos de lava bajo el musgo verde. Negros trazos sobre glaciares azules. Negras las piedras de las bahías y los fiordos. Negros los caminos que se internan en la tundra rojiza. Negro el suelo bajo los campos cetrinos cuando se acerca el invierno, negra la roca bajo la nieve cuando llega.
Una tierra reciente: como si fuera la foto de un planeta nuevo.
3. Los obstinados vikingos
Pura roca desnuda o apenas cubierta por el musgo. El resto hielo y las ínfimas tierras cultivables: con ese territorio nuevo se encontraron los primeros vikingos noruegos que llegaron a la isla para poblarla, en el año 874.
Los obstinados vikingos que arribaron en sus ágiles embarcaciones, los drakkars, cargados de esclavos celtas de Irlanda y Escocia. Los expertos navegantes que divisaron la orilla de piedras oscuras apenas visible entre los vapores de fumarolas volcánicas y géiseres.
Los testarudos vikingos que se dedicaron a ocupar esa tierra deshabitada y estéril, hecha de hielo y lava, construyendo viviendas y más barcos hasta dejar el territorio sin los pocos árboles que poseía, clavando el arado con esperanza obstinada.
Los inquebrantables vikingos que soportaron inviernos y volcanes de muerte hasta construir ahí, sobre ríos de magma buscando una fisura para liberar sus fuegos, una sociedad de aproximadamente 370.000 habitantes considerada una de las más prósperas e igualitarias de mundo, a sólo 40 kilómetros del Polo Norte, en los hostiles confines del planeta.
4. Las playas de arena negra
Las playas de Reynifsjara son peligrosas. El mar ha llegado a embestir su costa con olas de hasta 40 metros que se acrecientan de repente en las cercanías de la orilla y de manera imprevisible. Una turista intenta sentarse a contemplar el bravo océano, pero las olas no la dejan. Como si no quisieran ser observadas, la obligan a retroceder más y más.
Alicia camina entre ese mar y los acantilados del gran Monte de Reynisfjall y su pared de pilares basálticos de formas poligonales: “Se forman cuando la lava se enfría y se contrae”, explica el Doctor José Pablo López, el geólogo de la expedición y docente de la UNT. “Cuando el magma basáltico se enfría en ciertas condiciones se forman estructuras poligonales alrededor de puntos de enfriamiento”.
La artista las examina, toma algunas fotos y luego se concentra en un grupo de gigantes rocas negras que emergen del océano: “La leyendas aseguran que son trolls petrificados por el amanecer”, le contará más tarde Yamilka Elcorrobarrutia, guía de la expedición. “Los trolls son seres de la mitología nórdica que secuestran a los humanos y quedan petrificados en contacto con el sol”.
Alicia sigue buscando. Sabe buscar. Intenta algunas fotos, pero todavía no encuentra las que ella quiere. Continúa caminando silenciosa, sumergida en el rugido del Atlántico Norte que se enreda con el intenso rumor internacional de los turistas.
5. Los paisajes cinematográficos
En la economía de Islandia se destacan la industria pesquera y la producción de aluminio, además de su tradicional cría de ganado de ovejas. Desde la explosión turística posterior a la crisis de 2008, esta actividad se convirtió también en una de las principales del país.
La pequeña y joven isla llegó a recibir hasta más de 2 millones de visitantes. Incluso el cine del mundo puso sus ojos en los insólitos y extraños paisajes islandeses: Interstellar, Thor 2, Vikingos y Game of Thrones son solo algunas de muchas películas que rodaron escenas en Islandia.
La producción de Game of Thrones, incluso, filmó escenas en estas playas de arena negra de Reynisfjara, por donde los expedicionarios argentinos caminan asombrados por las increíbles formas de las montañas y la orilla. “Parecen de otro mundo”, dirían frente a las vistas extraordinarias de ese “planeta nuevo”.
“Toda la isla tiene una historia geológica relativamente corta”, explicará el Doctor López a los viajeros luego de la visita a esas costas. “Para poner en contexto, en Canadá hay rocas que cuentan historias de 4.000 millones de años; en Tandil, Buenos Aires, hay fragmentos de rocas que tienen 2.000 millones de años y, en Tafí del Valle, por ejemplo, hay rocas cuentan historias de 500 millones de años; Islandia aún no existía”.
Según subraya el especialista, toda la historia geológica de Islandia tiene apenas 20 millones de años. Un contraste que ilustra es la escasa cantidad de suelo y su poca profundidad, de entre 20 y 30 cm; en comparación con la extensa Pampa argentina, vasta superficie con suelos de decenas de metros de profundidad y compuestos de distintas capas.
6. La foto
Una pareja de novios camina sobre la arena hacia las columnas de piedra. El novio lleva puesto un sofisticado traje marrón, ella un vestido rojo sobre la piel luminosa y blanca.
De pronto, Alicia los ve. Los turistas coloridos también se detienen a observarlos dando una tregua a sus agitados celulares. “Parecen salidos de otro lugar”, murmura la artista visual.
Como dos fantasmas delicados y hermosos, los novios ascienden por las columnas de piedra gris, se toman unas fotos, descienden y desaparecen entre los turistas, pero el instante existe aún en una fotografía de Alicia.