Cuando el cerebro no puede retener los sueños, las personas tienden a pensar que no pueden soñar. Sin embargo, se comprobó que todas las personas sueñan. La imposibilidad de saber qué es lo que pasó por nuestra mente durante la noche puede estar relacionada a un consumo de sustancias como drogas, alcohol o medicamentos; a un exceso de cansacio o, como lo postulaba Freud, a la represión de algunas emociones.
Por qué no recuerdo los sueños
La revista "Cerebral Cortex" hizo un estudio para saber cómo funcionaba esta incógnita. Para ello, reunió un grupo de personas y lo dividió en dos partes. Por un lado, los que recordaban sus sueños y, por otro, los que no tenían esta capacidad.
De la observación y entrevista a estos dos grupos, se descubrió que quienes retenían el contenido de sus sueños al despertar presentaban ua mayor actividad en la corteza prefrontal, una parte del cerebro que orquesta respuestas autonómicas, emocionales y de alerta que regulan la conducta. Este resultado asocia la recordación de sueños a una tendencia a despertarse con mayor frecuencia durante la noche y estar más alerta al entorno mientras se duerme.
Es decir que es esperable que quienes tengan un sueño más profundo -e ingresen a él con mayor facilidad- tengan más dificultad para recordar los sueños. A su vez, estos pueden ser los que tienen menor actividad en la corteza prefrontal mientras duermen.