Orden, sacrificio, solidaridad, movilidad, presión alta y explosión en los metros finales. Esas fueron las virtudes que exhibió San Martín y en ello radica la explicación de los primeros 15 minutos de partido, que fueron realmente buenos para el dueño de casa.
Plantando bandera desde el principio, y gracias a ese manojo de buenos atributos, en la primera aproximación sobre el arco de Matías Budiño encontró el 1-0 (muy buena jugada asociada y mejor definición de Juan Cuevas).
Con el correr de los juegos el esquema de Diego Flores va tomando mejor forma. El 5-2-3 que plasmó el DT luego de las inesperadas derrotas contra Ferro y San Miguel va adquiriendo el rodaje necesario, sobre todo en un fútbol que cada vez se parece más a una partida de ajedrez. Flores no fue terco con su idea inicial y la modificó a tiempo. Ese, quizás, fue el principal acierto para que su equipo haya podido cambiar la cara en los últimos juegos.
Pero más allá de todo, en esta oportunidad, además, el “santo” dejó una imagen mucho más convincente que en los duelos anteriores. Porque el plan inicial de Flores dejó maniatado a Estudiantes de Caseros. El “santo” se mostró superior rápidamente y se puso en ventaja cuando los equipos recién estaban acomodándose en el campo. Y eso, para un equipo que también tiene jerarquía individual es crucial.
Las figuras que “no se ven” fueron Gonzalo Bettini y Nahuel Banegas, los laterales-volantes que no lucen, pero que llevan adelante funciones imprescindibles en el esquema “santo”.
Su participación es clave porque cuando el equipo debe replegarse respaldan bien a la última línea; y cuando el “santo” decide saltarle a la yugular a su rival, generan la superioridad necesaria por las bandas. Es ahí donde San Martín comienza a marcar la diferencia.
El gol tempranero de Cuevas parecía presagiar una actuación consagratoria del equipo, sobre todo porque el 4-1-4-1 que había diagramado Walter Otta no parecía suficiente para frenar a un dueño de casa que, cuando veía la oportunidad, iba al “hueso”.
Tal vez, lo único que se le puede recriminar a este San Martín es que mete el partido en el freezer demasiado pronto.
Luego de un primer tiempo prácticamente perfecto, en el complemento Flores retrasó las líneas y le entregó campo y pelota a la visita.
Ese plan puede ser importante si aprende a explotar mejor los contragolpes. En esa ocasión los jugadores tomaron malas decisiones en los últimos metros y recién San Martín pudo relajarse en el minuto 92, cuando Nicolás Moreno estampó el 2-0.
Pero lo bueno para San Martín es que, con el correr de los partidos, el equipo va haciendo suya la idea del DT y eso no es poca cosa.