RÍO DE JANEIRO, Brasil.- El ex presidente brasileño Jair Bolsonaro se declaró víctima de una “persecución”, tras el testimonio de dos ex comandantes de las Fuerzas Armadas que lo acusaron de intentar un golpe de Estado para anular las elecciones de 2022.
“Podría estar muy bien en otros países, pero preferí volver a Brasil con todos los riesgos que conlleva. No tengo miedo de ningún juicio, siempre que los jueces sean imparciales”, afirmó el líder ultraderechista en un acto político en Río de Janeiro.
El ex gobernante (2019-2022) participó en el lanzamiento de la candidatura para alcalde de Río del diputado Alexandre Ramagem, quien fue jefe de la Agencia Brasileña de Inteligencia durante su gobierno y es investigado por la Corte Suprema por espionaje ilegal durante ese periodo.
Bolsonaro quedó expuesto este fin de semana tras los testimonios de los ex jefes del Ejército y la Fuerza Aérea, divulgados por el Tribunal Supremo, y que lo sitúan en el centro de la trama golpista que buscó impedir que el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva asumiera el poder el 1 de enero de 2023.
Marco Antonio Freire Gomes y Carlos de Almeida Baptista Júnior, ex comandantes del Ejército y la Aeronáutica, declararon ante la Policía que se reunieron varias veces con Bolsonaro y sus asesores más próximos, y que estos les propusieron sumarse a su plan para anular las elecciones de 2022 y mantener en el poder al líder ultraderechista.
En esos encuentros se les planteó activar diversos dispositivos constitucionales, como una intervención militar bajo el pretexto de una supuesta “grave perturbación del orden” público, o un decreto del estado de sitio para investigar la legalidad del proceso electoral que ganó Lula.
Los ex comandantes del Ejército y la Fuerza Aérea de Brasil declararon a los investigadores policiales que Bolsonaro los convocó dos veces a reuniones para discutir un posible golpe de Estado tras su derrota electoral en 2022.
Esos relatos sitúan a Bolsonaro en el centro de un complot para declarar la ley marcial e impedir que Lula llegara al poder, después de ganar las elecciones de ese año.
A pesar de cada vez hay más evidencia en su contra, Bolsonaro volvió a negar haber intentado un golpe de Estado en los días posteriores a su derrota electoral.
Luego de esas elecciones, Bolsonaro partió hacia Estados Unidos para evitar entregar la banda presidencial a Lula. Días después, sus partidarios irrumpieron en edificios gubernamentales intentando provocar un golpe.
Ambos jefes militares implicaron en el posible levantamiento al comandante de la Armada, almirante Almir Garnier Santos, en los planes golpistas. En varias reuniones, explicaron, el almirante dijo que la Marina estaba lista para respaldar a Bolsonaro en un levantamiento militar.
Garnier Santos no se pronunció sobre la investigación realizada por la Policía Federal, por instrucciones de la Corte Suprema.
Más allá de los dos comandantes militares, la policía tiene declaraciones de otros tres testigos que implican directamente a Bolsonaro como el principal conspirador detrás del intento de golpe.
Freire Gomes dijo en su declaración que Bolsonaro presentó un proyecto de decreto para ordenar el estado de sitio. El general retirado dijo que era el mismo borrador encontrado por la policía en la computadora del asistente de Bolsonaro, Mauro Cid, quien está detenido y llegó a un acuerdo con las autoridades.
Los dos comandantes fueron convocados a una tercera reunión con el entonces ministro de Defensa, Paulo Sergio Nogueira, para discutir el proyecto de decreto. Testificaron que cuando preguntaron al ministro si el texto implicaba que el presidente electo, Lula, sería impedido de asumir el cargo, Nogueira no respondió. Luego se negaron a considerar el texto del decreto.