Dejar de consumir harinas es una de las tendencias alimentarias que más protagonismo tiene en los últimos años. Los profesionales de la salud explican que bajar de peso no es el único beneficio que se logra poniéndo en práctica este método, sino también mejorar numerosas molestias digestivas.
Sobre cómo evitar el consumo de este tipo de alimentos, los nutricionistas recomiendan una serie de pasos para lograr una positiva adaptación de nuestro organismo y no fallar en el intento. Sin embargo, a pesar de estos consejos, remarcan que es preferible asesorarse con un profesional de la salud antes de implementar cambios relevantes en la alimentación ya que pueden impactar de distintas maneras según la persona.
Siete consejos a poner en práctica si querés dejar de consumir harinas
1. Reducir la cantidad y elegir opciones saludables
Antes de pensar en cómo reemplazar las harinas que comemos, puede ser útil que nos propongamos reducir su cantidad y aumentar su calidad.
Esto pasa, por un lado, por dar prioridad a la harina integral por delante de la blanca, ya sea para cocinar en casa como en el momento de comprar elaborados como el pan o la pasta. Asimismo, se pueden dejar de consumir aquellas harinas que se encuentran en productos menos recomendados:
- Bollos.
- Galletas.
- Magdalenas.
- Pastas saladas.
- Palitos y snacks.
Todos ellos son procesados y, tal como apuntan en la revista Nutrients, su ingesta de forma habitual se ha relacionado con mayor riesgo de padecer algunos problemas de salud habituales (como diabetes tipo 2 o síndrome metabólico).
2. Buscar alternativas en productos que no contengan harinas
Los granos y copos de cereal enteros (arroz, avena, trigo, centeno, entre otros) son una fuente energética ideal y alimentos nutritivos y saludables.
Estos se pueden introducir sin problema en toda clase de comidas y ayudan a reducir o eliminar las harinas del pan, las tostadas o las galletas.
3. Priorizar otras fuentes de carbohidratos
Los hidratos de carbono son un macronutriente necesario para el organismo, aunque su ingesta no tiene por qué ser igual para todas las personas.
En el momento de satisfacer los requerimientos individuales, existen otros alimentos que contienen carbohidratos, más allá de las harinas. Entre estos destacamos:
- Frutas.
- Verduras.
- Legumbres.
- Tubérculos.
Estos se pueden elegir de manera habitual, tanto en comidas principales como en el desayuno o los tentempiés. Así, se reemplazan las harinas sin necesidad de reducir hidratos de carbono.
4. Preparar snacks saludables
Otro paso o truco para dejar de consumir harinas pasa por modificar los snacks y otros aperitivos para calmar el hambre entre horas.
Estos se pueden sustituir por opciones más saludables como son la fruta fresca, los frutos secos, los yogures o los batidos de frutas y leche.
5. Leer las etiquetas
Algunas de las harinas que ingerimos a diario se encuentran en alimentos que no esperamos, como carnes preparadas, embutidos, hamburguesas vegetales o salsas (entre otros). Estas se emplean para estabilizar y dar textura al producto final.
6. Planificar las comidas
Para llevar a cabo una alimentación saludable y cambios significativos en la dieta, la planificación es esencial. Sobre todo al principio, cuando buscamos integrar estos nuevos hábitos.
Para reducir o dejar de comer harinas, debemos programar comidas que no las contengan o que las tengan en menor cantidad y dejar todo a punto para cocinarlas de forma rápida y sencilla.
7. Tener siempre a mano alimentos con poca o ninguna harina
Tan importante como planificar las comidas es tener en cuenta la accesibilidad a las alternativas. Es más fácil llevar una alimentación baja en harinas si los alimentos que tenemos en casa no las contienen en absoluto o en poca cantidad.
Así, al no tener a mano productos como galletas, bollería, crackers, entre otros; reduciremos su consumo y la presencia de la harina en el día a día.