El nuevo peronismo de Jaldo
El nuevo peronismo de Jaldo

La militancia del peronismo en el país está mitad paralizada, mitad poniéndose en pie de guerra. La derrota electoral nacional dejó al movimiento desorientado y con sus máximas figuras, cuestionadas, desdibujadas. Las distintas líneas internas se endilgan responsabilidades unas a otras por el triunfo de La Libertad Avanza (LLA) y de Javier Milei, que encarnan ideas totalmente antagónicas. En estos pocos meses, la autocrítica se transformó, en realidad, en echar culpas cruzadas: a Sergio Massa, a Cristina Fernández, a Alberto Fernández, al kirchnerismo o a los gobernadores. Algunos referentes reaparecieron recién después de meses durante el tratamiento de la Ley Ómnibus en el Congreso o en los momentos más álgidos de la rebelión de los gobernadores. La situación se derrama hacia las provincias y cada mandatario trata de analizar qué hacer y cómo sobrevivir.  

El Partido Justicialista (PJ)  hizo sus primeros movimientos. Primero, fue una reunión del Consejo, que se concretó hace dos semanas. De acuerdo con la información que trascendió, cinco vicepresidentes del órgano de gobierno trataron la reconstrucción del justicialismo y estrategias unificadas como opositores. Entre los participantes estuvieron Cristina Álvarez Rodríguez, Axel Kicillof, Juan Manzur, Analía Rach Quiroga y Lucía Corpacci. Hubo algunos gobernadores y referentes como Santiago Cafiero, Eduardo “Wado” de Pedro y  José Luis Gioja. Días después, el presidente del partido, el ex presidente Alberto Fernández, planteó un pedido de licencia. Gildo Insfrán, presidente del Congreso, convocó a sesión el 22 de marzo para tratar el asunto. Se formaría, trascendió, una mesa de acción política que implicará una conducción compartida entre varios.

Hubo un tema más del que habrían hablado los consejeros y que no apareció en los medios ¿Cuál fue? La situación de Osvaldo Jaldo. Más precisamente qué harán con él en relación a su decisión de acercarse a la gestión de Milei y ser el único de entre sus pares que se diferenció en el conflicto por los fondos públicos. No habría habido aún una definición.

El mandatario es vicepresidente del PJ tucumano, que debe renovar titular en los próximos tiempos. Manzur, como ex gobernador, es quien aún lo preside. En el plano partidario nacional, las críticas bulleron contra el tucumano.  

Las versiones que trajo el viento hasta Tucumán son varias y diversas: que Manzur operaría para que haya una intervención en el distrito y asumir él como interventor; que las consecuencias se verán en las elecciones del año que viene, cuando Jaldo quiera presentar una lista del PJ para diputados y no le den el sello; que el mandato de Manzur se prorrogaría y seguiría a la cabeza del partido y hasta que el ex vice sería expulsado del partido.

El justicialismo al estilo Osvaldo

Los peronistas antijaldistas de Tucumán están indignados, pero ninguno lo expresará públicamente al menos por ahora. Llevan anotados los pecados de Jaldo desde que asumió y consideran que sobrepasó límites que un peronista no cruzaría:

-La eliminación de la Unrel: si bien la habían disfrazado como un programa para contener desocupados durante la pandemia, la unidad era en realidad una bolsa de trabajo para dirigentes manzuristas despedidos por Jaldo de la Legislatura y otras dependencias durante la interna. Cuando se firmó la paz, entraron también miembros del jaldismo.

-Romper el bloque y apoyar a Milei: en Unión por la Patria (UxP) no perdonan que haya restado tres diputados del conjunto y que esté cerca de la Rosada. Y más cuando el mileísmo denosta al peronismo.

-Anunciar una reforma política: distintas fuentes dicen que ni siquiera el vicegobernador, Miguel Acevedo, habría sabido la sorpresa del discurso del 1 de marzo. Los disidentes creen que les afectará una eventual reformulación del sistema de acoples, una fórmula de la que supieron sacar amplio provecho. Al margen, creen que hay una intención oculta: reformar la Constitución. “No sabemos para qué”, masculló un dirigente de fuste que fue cercano a Manzur.  En esa vertiente dan por sentado que en 2025 habrá dos listas de candidatos a diputados del espacio.      

-La incorporación de Domingo Amaya y la reunión con Germán Alfaro: ambos siguen siendo considerados como “traidores” por haber integrado la oposición desde 2015 a la fecha.

Propios y ajenos se preguntan ¿Cuál es el peronismo que quiere Jaldo? Tarde o temprano debería presidir el PJ, porque por uso y costumbre el conductor del peronismo suele ser el gobernador ¿Sucederá? Depende a quién se le consulte.

En el peronismo antijaldista consideran que el titular del Ejecutivo quiere un peronismo al que manejar completamente y sin disidentes. “Manzur, aunque ni siquiera quiere estar en la provincia, está vigente gracias a Jaldo. Jaldo pelea solo”, manifestó un dirigente justicialista del interior. Creen que, como no tendría figuras propias, suma extrapartidarios y opositores para engrosar su armado con la mirada puesta en los próximos años electorales. “No está con el peronismo”, dijo otro referente territorial. Detallan que habría comenzado a armarse en la Capital  para confrontar eventualmente con Rossana Chahla, la intendenta peronista que conduce la Municipalidad capitalina, una estructura de poder fuerte en la provincia.  

En el jaldismo explican que su máxima figura quiere abrir el partido y plantear una renovación. Aseguran que cuenta con las credenciales y la trayectoria como para hacerlo. Consideran que nadie puede ni discutirle ni enseñarle el peronismo a Jaldo. La estrategia de incorporar más dirigencia externa sería para obtener dobles beneficios: desarticular la oposición y, al tiempo, atraer votantes de otras fuerzas. El tercero: sepultar lo que quede del manzurismo.

“El PJ nacional no está, sólo está el kirchnerismo allí”, repiten en los despachos de la Casa de Gobierno. Y si algo no quiere el tranqueño es volver a trabajar con los k. Planifica un frente electoral amplio para lo que viene, con el amayismo, el alfarismo y el radicalismo afín adentro. En las líneas del opoficialismo celebran que se proponga un justicialismo más moderado y más de “centro”. “Jaldo se despoja del partidismo porque ve que la realidad va por otro lado. Creen que era del viejo peronismo, pero es de lo más modernos”, concluyó un militante recientemente arrimado al fogón del poder.

En todas las vertientes consignan que el nuevo peronismo de Jaldo se irá perfilando a medida que se acerquen los calendarios electorales.  

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