Barrio Güemes, donde lo tradicional y cultural confluye con lo moderno

En Córdoba, sede del partido entre Talleres y Atlético Tucumán por la décima fecha de la Copa de la Liga, hay mucho más para ver que fútbol. Barrio Güemes tal vez sea la zona que los turistas más escuchen nombrar cuando se trata de compras y salidas. Este barrio icónico mezcla lo más rico de la tradición local con las nuevas tendencias de diseño y sabores.

El barrio Güemes está ubicado sobre la Cañada (los cordobeses dicen que, por primera vez en mucho tiempo, en enero llevó muchísima agua y causó destrozos en la zona del Río Primero o Suquía) y ofrece a sus visitantes la feria de frutas, verduras y comestibles más grande de la ciudad. También cuenta con su famosa feria de artesanías y la inconfundible noche en el polo gastronómico de la zona. Todo concentrado en un par de cuadras y con movimiento peatonal desde las 17. 

De todas formas, durante todo el día Güemes cuenta con un masivo movimiento, debido a que está cerca a Nueva Córdoba, el barrio más popular entre los estudiantes universitarios.

Hasta hace algunos años, este paseo estaba prácticamente abandonado. Sólo funcionaba por las ferias y algunos bares, incluso hasta era una zona algo insegura por la noche. Hoy la calle Belgrano es punto de encuentro para jóvenes, grandes, vecinos y fundamentalmente turistas, y para lograr eso mucho tuvo que ver la Secretaría de Cultura de la Municipalidad, que llevó adelante un plan de obras que finalmente mejoró la infraestructura del Paseo de las Artes y todo a su alrededor.

Las Ferias de Güemes se pueden visitar los días sábado, domingo y feriados de 17 a 23 hs. El tradicional circuito cordobés comprende nueve ferias, entre ellas: Feria Paseo de las Artes, Feria Artesanal Laprida, Paseo del Niño, Feria Manjares de Laprida, Feria de Objetos antiguos, filatelia, numismática y coleccionismo; Feria Artes Plásticas, Feria de los Libros, Feria de Plantas y Flores, y Feria de La Cañada. 

Se trata de un espacio que propicia el contacto con las artesanías y sus hacedores, quienes comparten con las personas visitantes sus formas de producción, técnicas y secretos sobre el origen de cada pieza. Cuando cae la noche el aroma de los sahumerios se mezcla con los de la cocina de los bares de la zona. Algunos de estilo colonial, otros modernos y otros parecen extirpados de países como Cuba o Colombia y emplazados en el corazón de Córdoba. La caminata es mucho más amena por la música, se puede escuchar rock, tangos, milongas, cuartetos y cumbia. Hay de todo y para todos los gustos. Cuando la noche cae, todo se traslada a los bares, que mantienen con vida la zona hasta pasadas las 3 de la mañana.

Como en nuestra provincia, los precios varían según si es un local ubicado en una galería o un puesto de feria, pero se encuentran desde tejidos, hasta discos de vinilo, tazas de cerámicas estampadas, cuadros pintados a mano, antigüedades, puestos de comida callejera, bebidas, postres, vajilla, indumentaria, tarotistas, libros nuevos y usados, y locales pet friendly.

En San Miguel de Tucumán, poco a poco se empezó a armar la movida de las ferias hace unos años. Cada vez son más populares, quizás mucho tenga que ver la situación económica de nuestro país, ya que las mismas suelen servir como un ingreso adicional –o principal en muchos casos- y activa la economía circular. Las plazas Alberdi, San Martín, Belgrano, Quinto Centenario, el Parque 9 de Julio y Avellaneda suelen ser algunos lugares que poco a poco empiezan a ganar el mote de tradicional, sin embargo, la gran diferencia está en el polo gastronómico. Tucumán necesita un lugar popular que conjugue las artesanías y la gastronomía, que no sea itinerante, para que con el paso del tiempo se vuelva un punto obligado de encuentro para jóvenes y sobre todo turistas, en donde la oferta pueda ser aprovechada por todos los bolsillos, esa retroalimentación puede ser beneficiosa para ambos sectores, sobre todo en épocas de crisis. Así como Salta tiene su tradicional “Balcarce”, Córdoba cuenta con su Barrio Güemes, Tucumán necesita dar en la tecla, ofrecer su variada gastronomía, artesanía y música en un solo lugar que con el tiempo se convierta en icónico. Ojalá el renovado “Mercado del Norte”, llegue para ocupar ese espacio vacío. El turismo lo agradecerá y los comerciantes se verán beneficiados.