El durísimo golpe debe servirle a Atlético Tucumán para reaccionar
El equipo sigue sin aparecer y las búsquedas de culpables se acrecientan. El debut de Facundo Sava en el banco y el regreso de Joaquín Pereyra parecían ser indicadores de nuevos augurios en Atlético Tucumán. Sin embargo, más allá de las ganas y el empuje que mostró el equipo durante los primeros minutos, nada parece alcanzarle.
“Los goles que no se hacen en el arco de enfrente, se sufren en el propio”, dice una premisa futbolera y eso sucedió en el “José Fierro”. El cabezazo de Milton Giménez y el doblete de Gerónimo Rivera fueron otro golpe para el hincha “decano” que una vez más se fue masticando bronca no sin antes dejar un mensaje contundente: “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
El complemento del partido con Banfield fue una cachetada a la ilusión de un equipo que había mostrado buenas sensaciones en el inicio del juego. El remate de Nicolás Castro, la devolución del parante en el zurdazo de Justo Giani y en el tiro libre de Agustín Lagos habían despertado la ilusión de un público que pedía a los cuatro vientos volver a sumar de a tres.
Claro, con la derrota de anoche contra el “taladro”, Atlético llegó a los siete partidos sin ganar de local; uno de los tantos factores que explican un presente que nadie esperaba en 25 de Mayo y Chile.
La claridad que no encontró Guillermo Acosta en el área del rival fue un boomerang para el “decano”. El capitán quiso trasladar la pelota para un compañero y se encontró con una contra letal de los dirigidos por Julio César Falcioni.
Así llegó el primer gol de Banfield. Tras un córner desde la izquierda, Giménez le asestó el primer golpe de realidad a un equipo que todavía intentaba asimilar una semana turbulenta.
Frustrado por la mala suerte, Atlético no logró levantarse del primer golpe y recibió el de nocaut. Tras un tiro libre a favor de la visita llegó el 2 a 0 y la ilusión se desmoronó cual castillo de naipes.
Si bien la expulsión de Franco Quinteros abrió espacios para los dirigidos por Sava, el resultado se volvió irremontable. Hubo muchos cambios y a partir de esa situación Atlético perdió el horizonte para llegar al área rival.
Pelotazos largos al área, con el objetivo de que Marcelo Estigarribia o Mateo Bajamich pudieran encontrar el descuento, pareció ser la única arma de un equipo que se fue perdiendo en medio de un mar de nervios.
Pero nada de eso no sucedió. La defensa del “taladro” fue una muralla y resolvió con precisión en todas las llegadas de Atlético. El cabezazo de Estigarribia desviado y la mirada al cielo “pidiendo “una” lo decían todo. Para colmo, Rivera marcó el tercero y se terminó la historia.
Es cierto que Sava tuvo muy pocos días para trabajar pero las dudas persisten en el equipo.
“La camiseta del ‘Deca’ se tiene que transpirar”... El mensaje de los fanáticos fue claro. La supremacía numérica jamás quedó expuesta.
Sava terminó el partido con la mano en el rostro y pensativo. ¿Cómo se sale de esta situación? El “decano” quedó último en su zona y en la tabla general. Pero no tiene tiempo para quedarse en lamentos. El domingo, en Córdoba contra Talleres necesita recuperarse a como dé lugar.