Cabizbajo. La derrota frente a Asociación Mitre dejó un enorme sinsabor en Talleres de Tafí Viejo. Fue un duro golpe de realidad para las aspiraciones del equipo en la Liga Federal.
Figuras apagadas y baja creatividad determinaron el primer traspié de un equipo del que se espera y mucho. Como contrapartida, el “verde” está feliz. Determinado e intenso, logró desarticular al favorito y se llevó el premio mayor: la cima del campeonato.
¿Una sorpresa? Sí. Hay equipos que con coraje y rebeldía logran revertir cualquier diferencia de calidad. Ese fue el caso del local porque el “león” quedó sólo a merced de la efectividad de Juan Meyer; la gran apuesta de esta temporada y el base de 20 años dio la cara en una jornada más que complicada.
Los números lo respaldan: 26 puntos, seis triples y cinco rebotes. Estadísticas que lo posicionaron como el segundo goleador del encuentro -sólo por detrás de Ignacio Paz que marcó 31 para los locales-.
Un llamado fue el causante de la llegada del entrerriano a Tafí Viejo. “Estaba en un asado con mis amigos y me llegó un mensaje de Hugo (Angelicola) diciendo que me habían recomendado e inmediatamente hablamos sobre la posibilidad de venir. Después le pasé el número de mi representante con el que no demoraron en llegar a un acuerdo”, recordó.
Parque Sur de Concepción del Uruguay fue la casa que lo formó desde los seis años. “Empecé a jugar porque mi papá era jugador del club”, reconoce. Con esfuerzo, sacrificio e hidalguía, la oportunidad de jugar Liga Argentina llegó el 11 de noviembre de 2019, fecha en la que debutó frente a Ciclista de Junín. Pero, Meyer sentía que era el momento indicado para apostar a la carrera deportiva fuera de su zona de confort. “La temporada pasada ya quería salir a otro club y no tuve la posibilidad. Esta temporada llegó esto y me lancé para probar una experiencia nueva y sobre todo conocer algo distinto”, explica.
Allí radica el motivo principal por el que el llamado de Hugo le calzó como anillo al dedo. Sí, esa comunicación fue la causante de su salida de Entre Ríos y de su primera experiencia fuera de su provincia. “Mis viejos querían que me fuera, que pudiera conocer algo diferente y que disfrute de otro ambiente. Además es otro torneo porque la zona es diferente a la de Concepción del Uruguay. Son equipos completamente diferentes. Eso hizo que ellos también estén contentos con la decisión que tomé de venirme”, agrega.
Valijas en mano, emprendió el viaje de 1.084 kilómetros que separan a la capital del limón de la ciudad entrerriana. “Cuando vine, viajé con mis viejos y mi novia”, describe.
Tucumán siempre fue un punto de referencia para cualquier visitante. La riqueza histórica y cultural hacen a la provincia uno de los focos del noroeste argentino y la familia Meyer no quería perder la oportunidad de recorrer de manera somera los grandes puntos de interés. “Lo primero que hicimos fue conocer la casita de Tucumán”, comenta, en alusión a la Casa Histórica.
Aunque la costumbre de llevar un ritmo de vida más tranquilo hizo que lance una crítica al movimiento capitalino. “Es muy alborotado y agitado”, confiesa.
El tour del base no terminó allí. Una vez presentado frente al plantel decidió salir a recorrer otros sitios reconocidos de la provincia. “Con unos amigos, fuimos a recorrer Yerba Buena que es muy lindo”, dice.
Los paralelismos con su hogar son imposibles de esquivar. Dos meses en la nueva ciudad le bastaron para destacar la vida que lleva en Tafí Viejo. “Es muy lindo. Es parecido a dónde vivo yo. No anda mucha gente en la calle y eso es muy bueno”, expresa.
La distancia tampoco es un problema para cumplir con la labor en Talleres. Es más ni siquiera debe tomar un colectivo para llegar a los entrenamientos. ‘Vivo a media cuadra del club con Juan Cruz Kusnier y Lucas López que también son de afuera de Tucumán’, expresa.
La gastronomía tucumana merece un párrafo aparte. Sincero y yendo directamente al hueso, Meyer calificó al sánguche de milanesa como lo “mejor de la provincia’. “Lo comí varias veces y me gusta mucho. Las empanadas también son muy ricas”, detalla, con las expectativas de probar otros productos como la achilata y el panchuque.
Los regionalismos del “diccionario tucumano” fueron otra de las grandes barreras a las que se está adaptando. “Al principio me reía y no entendía. Pero con el paso de los días y hablando con los chicos fui aprendiendo un poco más. Sin embargo es bastante difícil”, comenta.
Los estudios universitarios son un tema aparte que repercuten en las decisiones del joven entrerriano, que puso un stop temporal a la carrera de Educación Física. “Cursé dos años de Educación Física, por lo que apenas terminé la Liga Federal o este año, voy a tratar de retomarlo”, comenta. “Intente homologar materias pero como mi facultad de allá es privada, no pude hacerlo. Igualmente, tengo decidido que no voy a seguir estudiando este año; eso fue un freno”, añade.
Meyer, también, dejó en claro que hoy está plenamente centrado en Talleres y está ansioso por el debut en la “leonera” (hoy a las 20 frente a Centro Español de Tartagal). “Todavía no jugamos de local. Tengo muchas ganas de que llegué ese momento porque en los dos partidos que jugamos había mucha gente. En Salta estuvieron muchas personas y acá, en Mitre, hubo muchas más. El público acompaña mucho y eso es algo muy lindo”, puntualiza.
Mientras Talleres espera que mantenga el nivel en el resto del certamen, Meyer ansía que Tucumán sea la provincia que le brinde el plus de calidad que busca para su progreso deportivo. Sí; ambos lanzaron monedas diferentes y mantienen firme su esperanza de que caiga del lado que eligieron para comenzar una gran historia a esta naciente relación.