Jugó en Atlético Tucumán y San Martín, ahora tiene su propia peluquería en su casa

Hace 16 años Ricardo Noir fue el autor de un gol agónico en La Bombonera frente a Racing, las imágenes del festejo del juvenil de Boca recorrió el país, al igual que la reacción de su familia en Villa Elisa, en una época donde las redes sociales todavía no habían irrumpido en nuestras vidas. El extremo luego pasó por varios clubes, incluidos Atlético Tucumán y San Martín, prácticamente en el epílogo de su carrera. Hoy, el ex delantero es noticia por una situación particular.

“Me acordé que de chico me gustaba cortar el pelo y me puse a hacer el curso de peluquero, y hoy acá en casa me armé una peluquería“, le contó a Bolavip, desde en Entre Ríos. Luego de su retiro, “Tito” contó que no la pasó bien y un psicólogo le recomendó que buscara una actividad para utilizar el tiempo que antes le dedicaba al fútbol. "Le corto a los conocidos, a los que tengo en el WhatsApp, y hago todos los cortes modernos que les gusta a los futbolistas ahora, ja. La paso bien, hablo de fútbol ahí que es algo que me encanta. Siempre pongo los partidos ahí y los vemos mientras corto", explicó el ex jugador.

En la temporada 2018/19 el extremo llegó al “decano”, donde disputó 19 partidos y marcó un gol, luego de pasar por Belgrano de Córdoba, el entrerriano fue presentado como refuerzo del “santo” para la temporada 2020/21, pero solamente disputó seis partidos y convirtió un gol. A pesar de no haber podido despegar rumbo al viejo continente por las complejas lesiones que atravesó, Noir tuvo sondeos del Barcelona y de otro club de España cuando Boca viajó a Cataluña a jugar el Trofeo Joan Gamper. “Tito” fue una de las figuras del partido, por lo que desde el conjunto blaugrana quedaron interesados en contar con su pase.

Años después, habiéndose retirado, y viviendo en su Villa Elisa natal, ubicado a pocos kilómetros del límite internacional entre Argentina y Uruguay, “Tito” decidió volver al ruedo para jugar en Paysandu FC, equipo de la tercera división charrúa, pero solo unos meses. Hoy su vida transcurre lejos del mundo del fútbol, entre tijeras, peines y afeitadoras.