A raíz del crimen de un sereno en una avícola de San Pablo se generó inquietud sobre la inseguridad en esa localidad y también en las zonas rurales, las cuales, pese a que se han tomado medidas por parte de las autoridades, siguen notoriamente desprotegidas. “No somos de la capital, ni de Yerba Buena y eso nos genera un problema importante. No existen los recursos necesarios para brindar seguridad. Estar al límite de todo es una verdadera desgracia”, dijo una vecina. “Por la inseguridad, la falta de conectividad y los problemas económicos, las zonas rurales se están despoblando, por lo que no hay quién avise”, añadió un dirigente rural, agregando otras aristas del problema.
En el caso de San Pablo, que ha tenido un notable crecimiento en los últimos años -hoy se caracteriza por nuevos barrios del Instituto Provincial de la Vivienda, countries y emprendimientos urbanos privados, en febrero se denunciaron la agresión a un sereno de un country, a quien le robaron dos radios portátiles y el teléfono celular, y el robo de chapas de la escuela República del Chaco, en Ohuanta.
Los vecinos reclaman que son frecuentes los asaltos de motochorros a personas en las paradas de colectivos y que la escasez de personal de la comisaría de San Pablo es preocupante. “La gente que tiene ahí es totalmente insuficiente para hacer tareas de prevención. Tampoco les podemos exigir mucho porque hacen lo que pueden con las cosas que les dan”, dijo una vecina.
El jefe de Policía dijo que se han tomado medidas de prevención, como la creación de la Brigada Manantial Sur; pero como reconoce que son insuficientes, informó que se está estudiando la creación de una Patrulla Motorizada en San Pablo para que haga recorridos, así como “ir instalando destacamentos primero y comisarías después para que puedan brindar un mejor servicio a la comunidad”.
Lo cierto es que la situación no tranquiliza a los vecinos, sobre todo por la sensación permanente de indefensión. Eso mostró el ataque a la avícola, que tiene las máximas medidas de seguridad: está rodeada de muros de más de dos metros de altura y, en su parte superior, una cerca electrificada. “Más medidas de seguridad no le pueden pedir. La pusieron porque estaban cansados de que les roben los animales”, dijo una vecina. Y a pesar de eso, los delincuentes entraron y mataron al sereno.
Los referentes del campo afirman que es necesario que los tres poderes del Estado se involucren en combatir la inseguridad. “Es cierto que el Poder Ejecutivo reforzó a Delitos Rurales, pero no alcanzó. El Legislativo debe sentarse a pensar qué herramientas se necesitan para acabar con estos hechos. Y el Judicial, aplicar el máximo de las penas para tratar de recomponer el orden”, dijo uno de ellos. “Creo que es hora de comenzar a analizar las estructuras, porque está a la vista que no funciona del todo bien. Hay que recurrir a la gente del campo que está sufriendo por la inseguridad. Son los que más saben de los problemas y cuáles pueden ser las soluciones”, concluyó.