A 212 años de la creación de la bandera: un historiador contó detalles de este hecho que marcó un antes y después
Hoy se conmemora el aniversario número 212 del histórico momento en que el general Manuel Belgrano, a orillas del río Paraná, realizó el primer izamiento de la bandera Argentina. Este acto trascendental no solo marcó el inicio de un símbolo patrio que perdura hasta nuestros días, sino que también se transformó en un hito crucial en la lucha por la independencia y la identidad de nuestro país.
La confección de la bandera
En palabras del chozno nieto del general, a fines de enero de 1812, al prócer “le dan la misión de marchar con el Regimiento Nº 5 a la Villa de la Virgen del Rosario de los Arroyos, hoy conocida como la ciudad de Rosario en la provincia de Santa Fe. El día 7 de febrero de 1812 llega al lugar e inmediatamente se pone a cumplir la misión de apurar la construcción de dos baterías para la defensa de las incursiones que hacían las naves realistas acantonadas en el puerto de Montevideo. Ante la situación de posibles enfrentamientos, Belgrano pide al Triunvirato confeccionar una nueva escarapela ya que, hasta el momento, se usaba una escarapela roja al igual que las tropas realistas y eso se prestaba a confusión”, explica.
"Las banderas de nuestros enemigos son las que hasta ahora hemos usado, abajo señor excelentísimo esas señales exteriores que para nada nos han servido y que parece que aún no hemos roto las cadenas de la esclavitud", escribe Manuel Belgrano el 26 de febrero de 1812.
En Rosario, según comenta el historiador Miguel Galván a LA GACETA, María Catalina Echevarría de Vidal, “una patriota rosarina fue la encargada de confeccionar el paño” que flameó con la briza del imponente río. Lo que hace que hoy se conmemore “un aniversario que es un gesto de independencia”.
María Catalina era parte de una familia dueña de una tienda de telas e hilos. Su hermano, Vicente Anastacio, fue un abogado y amigo personal del general y en 1812, cuando Belgrano fue enviado por el Primer Triunvirato a fortificar las costas del río Uruguay y Paraná “en contra de las naves españolas y francesas que ingresaban por las aguas para saquear las haciendas de la zona”, se alojó en la misma residencia que María Catalina. En ese lugar, según reconstruyeron los historiadores, el general le pidió a la mujer que realizara una bandera “conforme a los colores de la escarapela nacional, azulceleste y blanco”, relata Galván.
Belgrano, el desobediente
La creación de este lienzo “fue en contra de las órdenes enviadas por Bernardino Rivadavia”, secretario de Gobierno y Guerra de ese entonces, que “era enemigo de que cambiaran los signos patrios, porque hasta el momento flameaba la bandera española en el puerto” del Paraná, explica el investigador.
El Triunvirato le hizo saber su malestar al general sobre la bandera que había diseñado y le designó no enarbolarla. La prohibición fue una orden especialmente enviada por Rivadavia que, a pesar de que no integraba el triunvirato oficialmente, era quizás el más importante y cumplía el rol de secretario de Gobierno y Guerra.
Belgrano ignoró la prohibición y, finalmente, el día 27 de febrero decide inaugurar la batería de guerra y, en ese acto, enarbolar la bandera. Por consiguiente, escribe un nuevo oficio al gobierno diciéndole: “siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola la mandé a hacer blanca y celeste conforme los colores de la escarapela nacional”.
Además de esto, brinda un discurso a toda la tropa en los términos que les dice: “Soldados de la patria juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la América del Sur será el templo de la independencia, de la unión y de la libertad. En fe de que así lo juráis decid conmigo Viva la Patria”.
Luego de este acto militar, le responde contundente al secretario de Guerra: “La guardaré silenciosamente para enarbolarla cuando se produzca un gran triunfo de nuestras armas”. Su primer gran triunfo sería en la Batalla de Tucumán, el 24 de septiembre del mismo año, pero “nuevamente recibe la negativa de Rivadavia de mostrarla” y no lo hace, relata Galván.
Este enfrentamiento, que se dio durante dos días, tiene una importancia singular en la causa de la Revolución, durante la segunda expedición auxiliadora al Alto Perú , ya que detuvo el avance de las fuerzas realistas, y marca el inicio del éxito de la lucha argentina en el norte.
Las diferencias eran evidentes, “Rivadavia es el malo de la película de la independencia durante años, era fernandista porque respondía aún a las directivas del rey español Fernando VII aunque este se encontraba preso en esos momentos”, detalla el historiador sobre el contexto de la época.
La carrera por la independencia no se detiene allí, el general y su ejército avanzan desde Tucumán para recapitular la ciudad de Salta que se encontraba en manos del ejército enemigo, donde finalmente la bandera “es mostrada en la Batalla de Salta, el 20 de febrero de 1813”, explica el especialista.
La aprobación de la bandera celeste y blanca
“Originalmente sus colores fueron azulceleste y blanco, como la escarapela, y les costó mucho encontrar un lienzo de ese color que con el paso del tiempo y el desgaste se transformó en celeste”, el color que usamos ahora, remarca Galván.
Finalmente, cuatro años después de aquel primer izamiento, la bandera es oficializada por el Congreso de Tucumán en 1816 y aceptada como insignia del Ejército del Norte. (Producción periodística: Belén Castellano)