Muchas personas optan por dejar las harinas refinadas, además de quienes padecen celiaquía, ya sea por querer reducir los hidratos de carbono o por disminuir los alimentos refinados. Algunos toman esta decisión para mejorar las molestias digestivas, para bajar de peso o cuidar la alimentación
La creencia popular es que es difícil dejar este alimento, ya que se encuentra en casi todas las comidas. Y también porque el único aporte nutritivo de estas son los carbohidratos, la principal fuente de energía del organismo.
Consejos para abandonar las harinas
Existen algunas formas y trucos que se pueden implementar en el día a día, para llevar a cabo la meta y que no sea perjudicial para la salud. Aunque siempre es preferible asesorarse con un profesional.
- Reduce la cantidad y elige opciones saludables, lo mejor sería darle prioridad a las harinas integrales antes que la blanca. Asimismo se puede ir dejando aquellas comidas que la contengan como, los bollos, galletas procesadas, pastas, palitos, entre otros.
- Busca alternativas en productos que no contengan harinas, los granos y copos de cereal enteros (arroz, avena, trigo, centeno, entre otros) son una fuente energética ideal y alimentos nutritivos y saludables. Estos se pueden introducir sin problema en toda clase de comidas y ayudan a reducir o eliminar las harinas del pan, las tostadas o las galletas.
- Prioriza otras fuentes de carbohidratos, los hidratos de carbono son un macronutriente necesario para el organismo, aunque su ingesta no tiene por qué ser igual para todas las personas. En el momento de satisfacer los requerimientos individuales, existen otros alimentos que contienen carbohidratos, más allá de las harinas. Entre estos destacamos: Frutas, verduras, legumbres y tubérculos.
Estos se pueden elegir de manera habitual, tanto en comidas principales como en el desayuno o los tentempiés. Así, se reemplazan las harinas sin necesidad de reducir hidratos de carbono.
- Prepara snack saludable, otro paso o truco para dejar de consumir harinas, pasa por modificar los snacks y otros aperitivos para calmar el hambre entre horas. Estos se pueden sustituir por opciones más saludables como son la fruta fresca, los frutos secos, los yogures o los batidos de frutas y leche.
- Lee las etiquetas, algunas de las harinas que ingerimos a diario se encuentran en alimentos que no esperamos, como carnes preparadas, embutidos, hamburguesas, vegetales o salsas (entre otros). Estas se emplean para estabilizar y dar textura al producto final. Así que si se decide dejar de comer harinas del todo, es necesario repasar la información nutricional y la lista de ingredientes.
- Tener siempre a mano alimentos con poca o cero harina, tan importante como planificar las comidas es tener en cuenta la accesibilidad a las alternativas. Es más fácil llevar una alimentación baja en harinas si los alimentos que tenemos en casa no las contienen en absoluto o en poca cantidad. Así, al no tener a mano productos como galletas, bollería, entre otros; reduciremos su consumo y la presencia de la harina en el día a día.