Los trastornos en la deglución pueden ocasionar desnutrición

Los trastornos en la deglución pueden ocasionar desnutrición

Una afección frecuente en adultos mayores y en personas que sufren patologías neurológicas.

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NO PODER TRAGAR. Un trastorno que va en aumento en todas partes. NO PODER TRAGAR. Un trastorno que va en aumento en todas partes.
23 Febrero 2024

La disfagia -o trastorno deglutorio- es una condición frecuente, especialmente en adultos mayores y personas con enfermedades neurológicas. En el contexto de un aumento de la prevalencia de estas enfermedades y de un marcado envejecimiento poblacional, se espera que el número de personas con dificultades en la deglución continúe en ascenso.

Algunas de sus consecuencias son la deshidratación (en tres de cada cuatro pacientes), la malnutrición (alcanza al 50%) y la neumonía por aspiración. Sufre disfagia alrededor del 80% de los pacientes con patologías como el ELA, demencia y Parkinson. Entre los adultos mayores institucionalizados, afecta al 60%.

La disfagia puede reducir a la mitad la ingesta de proteínas y un 30% la de calorías, y se corre el riesgo de que desencadene una malnutrición con potenciales consecuencias en la rehabilitación y en la autonomía por pérdida de fuerza y masa muscular.

Textura del alimento

“La modificación de la textura y consistencia de los alimentos es fundamental en el abordaje de estos pacientes. Desde el punto de vista nutricional, el gran desafío es poder adecuar la consistencia de los alimentos y la viscosidad de los líquidos, mientras se respetan los hábitos particulares de cada persona y se brinda una alimentación segura (evitando aspiraciones respiratorias) y eficaz (manteniendo un adecuado estado nutricional)”, explicó Silvia Jereb, licenciada en Nutrición, ex presidenta de la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas.

Consejos

“Para lograr un adecuado tratamiento, debe personalizarse el plan alimentario para cada paciente y brindar porciones frecuentes de poco volumen, de consistencias blandas, húmedas y homogéneas, evitando aquellas preparaciones donde la consistencia sea pegajosa”, puntualizó.

“La familia o los cuidadores pueden colaborar procurando que las comidas sean momentos de reunión, compartiendo la mesa y comiendo todos lo mismo, adaptando la consistencia a su capacidad deglutoria y con presentaciones que repliquen las del resto de los comensales”, agregó Jereb.

“Mientras menos cambios de color, sabor y aroma sufran las preparaciones respecto de sus versiones originales y cuanto mejor se presenten los platos, mayor será la ingesta”, dijo. “Teniendo en cuenta lo frecuente que es este trastorno y el contexto adverso que representa el futuro, con el envejecimiento poblacional y el potencial crecimiento de las enfermedades asociadas a este, es un desafío identificar y abordar adecuadamente la disfagia para devolver a las personas la funcionalidad para tragar y la alegría de comer”, finalizó.

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