El hambre pega fuerte en Tucumán: las cocinas solidarias no tienen cómo afrontar la crisis

El hambre pega fuerte en Tucumán: las cocinas solidarias no tienen cómo afrontar la crisis

El Movimiento Popular Darío Santillán alimenta a 25.000 personas todos los días en la provincia, ya sea con un plato caliente de comida o con el desayuno o la merienda.

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Puede que en tu casa la economía familiar no se haya resentido tanto como para hablar de prescindir de una de las comidas del día. Sucede que en varios barrios de nuestra provincia, sí. Recibir un plato caliente puede significar toda un logro, le comenta Hugo Heredia, referente del “Frente Popular Darío Santillán” a LA GACETA. La situación es desesperante.

El movimiento social asiste a cerca de 25.000 personas a diario, ya sea con un desayuno, almuerzo, merienda o cena, en las cocinas y merenderos repartidos a lo largo y ancho de Tucumán. Y nunca alcanza, porque si antes eran los hijos los que iban por ayuda, ahora se sumaron padres y madres también. “Si las colas antes eran de 25 personas, ahora pueden llegar a 100. Cómo le decimos que no a una persona que no tiene para darle de comer a sus hijos; cómo le decimos que no tenemos un plato de comida para ellos”.

Mientras tanto, la cocinas tacharon del menú:

- La milanesa con arroz o fideos.

- La pizza, por el valor de la harina, del queso y por las cantidades que hay que dar para que una familia, de alguna manera, se llene.

- El lampreado es historia.

- Desapareció el guiso pulsudo, porque cada vez era más pobre el contenido del guiso.

- La leche, muy costosa.

- Desaparecieron las porciones exageradas. “A su casa, las familias necesitadas regresan con una porción mínima de comida”, lamenta Heredia.

Hasta el pan se reduce a paso veloz, en las rodajas que acompañan el mate cocido.

Por la actualidad y proyección inflacionaria en el corto y mediano plazo, el panorama no es para nada alentador. De hecho, Heredia intenta mirar la mitad del vaso lleno aún cuando las respuestas son nulas. Su mayor lamento es para con el Estado nacional y en una menor medida con el provincial. “Antes decíamos que teníamos seis de cada 10 niños y niñas en situación de pobreza o indigencia que necesitaban sí o sí un aporte alimentario de las cocinas solidarias. Esa cantidad se acrecentó y la ayuda del Estado no llega en igual proporción. Tenemos que hablar de una política de vaciamiento”, apuntó.

“Nos parece cruel que hoy el Ministerio del Capital Humano esté dejando sin derecho a la alimentación a cerca de seis millones de niños y niñas en edad escolar en el país. Los merenderos, los comedores, los depósitos de los comedores y merenderos, los espacios que prestan las vecinas, las cocinas solidarias, están vacíos desde el mes de octubre”, se quejó Heredia, al tiempo que aplaudió el aporte de quienes hacen funcionar estos refugios de contención gracias a su amor propio. “Se están autogestionando a partir de la solidaridad de los vecinos, de las vecinas, de esas cocineras solidarias que se rompen el alma para dar algo de comida”, dijo .

“Hay más personas con hambre y menos dispositivos de asistencia alimentaria en toda la Argentina para resolver esa situación”.

Acorralados

La periferia de San Miguel de Tucumán es una de las zonas más castigadas por el hambre. Por citar algunos puntos, encontrarás una cocina o merendero del FPDS en Villa Muñecas, Canal Norte, barrios Juan Pablo II, Juan Bautista Alberdi, Almafuerte; asentamiento La Vía, ampliación Tiro Federal; barrios ex Aeropuerto, 20 de Enero y Argentina Potencia. Capital no es una excepción: el FPDS hace presencia también en Asentamiento Sánchez, San Lorenzo, Virgen de Lourdes, Virgen del Valle, Barrio Congreso, Las Piedritas y Costanera.

Lamentablemente, las direcciones sobran. En Las Talitas, las asistencia se divide entre 17 de Marzo, Los Pocitos, 14 de Septiembre; en Tafí Viejo, en Teresa de Calcuta, Julio Abraham.

“Tenemos, además, cocinas solidarias en Alderetes, La Cocha, Graneros, en Concepción, Aguilares, Cruz Alta; Burruyacu, Leales… Por ahí llegamos hasta Garmendia y los Valles Calchaquíes, como ser en Amaicha del Valle, Quilmes, Colalao del Valle y otros parajes más pequeños”, enumeró Heredia las zonas donde pisa fuerte el movimiento.

En promedio, cada plato de comida tiene un costo aproximado de $600, sumando la materia prima, los gastos de producción y un pequeño aporte que se les hace a las cocineras que, valga la ironía, suelen poner dinero de su bolsillo para que nadie se quede sin comida.

Además de los lugares recientemente mencionados, existen zonas denominadas “calientes”, en su mayoría ubicadas en la periferia de SMT. “Canal Norte, sectores de Villa muñecas, Villa Muñecas 3, Alberdi Norte, barrio Las piedritas, ex Aeropuerto y aguas corrientes la están pasando mal. Yo creo que con la suba de todos los servicios y la continuidad de la inflación en alimentos, estos vecinos la van a pasar peor de lo que la están pasando ahora”, opinió Heredia, quien a su vez admitió que cabe la posibilidad de cerrar un determinado número de cocinas solidarias. No alcanza ya con la autogestión. “El Estado está incumpliendo el derecho a la alimentación. “Ha crecido la demanda de alimentos y no hay capacidad de respuesta. Nos preocupa, la situación puede tornarse realmente grave”, dijo Heredia.

Sin carne vacuna

Sobre qué es lo que se está utilizando para cocinar, los derivados del pollo se llevan todas las selecciones. Salen menús con alitas, con puchero de pollo, con molida de pollo. Son alimentos de los más económicos en el mercado, lo que repercute en lo que debería ser una dieta sana en alimentación para los más pequeños.

La carne vacuna brilla por su ausencia. Es un espejismo entre tanta desesperación por cubrir los platos necesarios del día.

“Nuestro horizonte es la vida digna, que la gente coma cosas de calidad”, pidió Heredia. “Yo no sé qué sensación tiene la gente cuando se sienta al mediodía en su casa y dispone de un plato de comida en sus mesas. Lo que sí percibo yo es la sensación de alegría de la gente que frecuenta las cocinas solidarias cuando le ponés un poco de comida en su olla. La abrazan a la olla”, dijo.

Desde octubre de 2023, bajo la gestión de Alberto Fernández, el Gobierno Nacional no envía ayuda al FPDS, comentó Heredia.

¿Por casa, cómo estamos?

“Eso de que ningún tucumano o tucumana pasa hambre, no está ocurriendo. Tucumán es una de las provincias más pobres del país, La pobreza ha crecido”, aseguró Heredia, que espera un mayor contacto con el ministro de Desarrollo Social tucumano, Federico Masso. “Hablé una sola vez, desde que asumió. La semana pasada le mandé unos mensajes, estamos a la espera de una audiencia. Como FPDS no queremos volver a los años de gobierno de (Julio) Miranda -de 1999 a 2003, cuando Tucumán fue noticia en el mundo por las niñas muertas por hambre y desnutrición”, ojalá que no.

Las zonas “rojas”: el mapa en Tucumán

La zona este es una de las más complicadas. Comprende a Cruz Alta, sectores en Burruyacu y varios de la periferia de Concepción y de Aguilares. Estas zonas se van ampliando, lamentablemente.

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