Los chicos también pueden emocionarse con Mama Antula

Estudiando la vida y la obra de Mama Antula, flamante primera santa argentina, a Honoria Zelaya de Nader la idea le surgió al instante. Había en esa historia una conexión con la niñez, tan poderosa que la escritora le dio la forma de un libro para chicos: “¡Uno, dos, tres, Mama Antula mía es!” Al título, Baby Zelaya lo explica con sencillez: “los convoco a jugar con Mama Antula”. Así, esta colorida experiencia lúdica abre una puerta para descubrir desde la infancia a una figura excepcional, capaz de trascender lo religioso hasta devenir en fenómeno cultural, exportado desde el NOA al mundo.

En la vasta obra de Baby convive lo fantástico con personajes de carne y hueso. Trabajó -por ejemplo- con San Juan Bosco, a quien rescata como uno de los grandes difusores de la lectura. Pero Mama Antula la atrapó desde un lugar diferente. “No sólo es la primera santa, creo que es también la primera escritora argentina -afirma-. Sus cartas, que fueron más de 500, se tradujeron a varios idiomas. Tienen una profundidad teológica admirable, gran riqueza en los textos y hasta espacio para el humor. Por eso la Universidad de Santiago del Estero le confirió el Doctorado Honoris Causa post-mortem. Yo estoy proponiendo a la filial Tucumán de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) que la declare miembro de honor”.

Hay un narrador que guía a los chicos por la vida de Mama Antula. Baby decidió que sería el ángel de la guarda de la santa -al que llama Fragancia- el encargado de contarles este cuento. Porque la vida de Mama Antula fue decididamente novelesca, desde su niñez en el interior santiagueño -Villa Silipica- hasta su inserción en la sociedad porteña de fines del siglo XVIII. Allí mantuvo vivos los célebres ejercicios espirituales en los que llegó a participar, entre muchas figuras, un devoto mariano como Manuel Belgrano.

Es todo un desafío transmitirles a los niños episodios traumáticos, como el que protagonizó la santa cuando le dijo a su padre que no pensaba casarse ni convertirse en monja, lo que derivó en la expulsión de su casa. Pasó así de llamarse María Antonia de Paz y Figueroa a Mama Antula (son las voces quechuas para María Antonia). Baby detalla este capítulo sin eufemismos, con las palabras justas. No deja de ser una revalorización de la mujer y de la determinación de Mama Antula para asumir el rol de laica consagrada en un contexto adverso, como el de la Colonia en el Virreinato del Río de la Plata. Los niños se encuentran así con una protagonista valiente, que se animó a confrontar con los cánones de la época.

El volumen -ilustrado por Silvana Firpo y editado por Lucio Jorrat- agotó su primera distribución y pronto llegará la nueva tirada. La autora pretende que circule y pase por la mayor cantidad posible de lecturas.

“El libro que tienes en tus manos te propone un feliz encuentro con Mama Antula. ¿Aceptas?”, les pregunta la escritora a los chicos. “Ella era una enviada de Dios para llevar la fe a todas las latitudes -destaca Baby-. Y lo hacía con sabiduría”, Hay allí un mensaje para transmitir.