Por el presente de ambos equipos, el partido que se dio en el José Fierro distó bastante de lo que se esperaba en la previa. Atlético, que llegaba golpeado, parecía partir con bastante desventaja con respecto a un River que llegaba de ganar los últimos cuatro partidos sin recibir goles y casi todos con diferencia holgada. Sin embargo, el que impuso condiciones, y mereció más, fue el “decano”.
Luego de la pálida imagen de las últimas fechas, la dupla Favio Orsi - Sergio Gómez apostó por un cambio de esquema (del 4-4-2 al 4-5-1), en busca de un equipo más equilibrado y más compacto. Y la idea se terminó plasmando con éxito, al menos durante gran parte del partido. Con Guillermo Acosta haciéndose eje del equipo, ocupando claramente el lugar de “5” más posicional, Adrián Sánchez y Nicolás Castro fueron sus laderos, aportando mucho despliegue y armando un trinomio que le ganó la mitad de la cancha a un River que, pese a que también contó con tres hombres allí (Nicolás Fonseca de cinco más retrasado, Rodrigo Aliendro y “Nacho” Fernández con algo más de libertad a sus costados), se vio superado por la intensidad que demostró el equipo de 25 de Mayo y Chile.
A la hora de defender, Atlético no tuvo problemas en replegarse, cerrándole los caminos a un River que, confundido, intentó, en el primer tiempo, a través de pelotazos largos a espaldas de los laterales, sin éxito. En contraparte, el “decano” fue más punzante en ataque, apostando a hacer ancha la cancha, sacando provecho de la falta de volantes por afuera en el rival. Con una buena actuación del tándem Néstor Breitenbruch - Renzo Tesuri, quienes se acoplaron, también con buenos resultados, Sánchez, el sector derecho fue el más utilizado en la primera mitad. Solamente la falta de precisión en los metros finales evitó que un Atlético muy metido en el partido y que disputó cada pelota como si fuera la última, se fuera al descanso ganando.
En el segundo tiempo, River empezó a ganar metros, gracias al ingreso de Franco Mastantuono, y al adelantamiento de Fernández, mutando de un 4-3-1-2 a un 4-2-2-2. Aunque la frescura del juvenil sí le dio más peso ofensivo, el equilibrio se mantuvo en Atlético, acompañado de un gran trabajo defensivo y salvo un par de jugadas aisladas, no hubo peligro para el arco de José Devecchi.
Si hubo, en cambio, una modificación en el sistema de ataque “decano”. Ya con menos físico que en los primeros 45 minutos, las situaciones más claras llegaron de contraataque, o gracias a la asociación Matías Orihuela - Joaquín Pereyra, que levantaron su nivel en el segundo tiempo. Sin embargo, nuevamente, faltó precisión y en un par de jugadas, algo de suerte. Lo positivo para Atlético: la dupla le ganó el duelo táctico a Martín Demichelis y dejó buenas sensaciones de cara a lo que viene.