El juicio del caso conocido como “La masacre de la Porotiada” transita por un camino que lleva a una condena. Pero eso no significa que quede totalmente esclarecido. En el debate sobran los indicios para que Miguel “Miguelón” Figueroa reciba la pena más dura que establece el código penal argentino. Pero no se pudo identificar a las otras tres personas que supuestamente participaron en el doble crimen.
El 18 de diciembre de 2020, según el expediente que llevó adelante el fiscal Carlos Sale, “Miguelón” se presentó en Blas Parera al 500 en un auto oscuro en el que se movilizaba junto a tres cómplices. Él y otro, se bajaron del vehículo y comenzaron a realizar disparos contra un grupo de jóvenes que estaba en la esquina. Fueron 41 los tiros que realizaron. En el ataque perdieron la vida Gabriel Amaya y Leonardo Sepúlveda y resultaron heridos G.G. (el hijo del primer fallecido de 12 años), Máximo Limdon y Franco Galván.
Durante las audiencias, al único que lo individualizaron fue a Figueroa. La lista de sospechosos que podrían haber participado de la masacre se fue agrandando durante el debate. A los nombres de Alexis “El Sucio” Íñigo y de Hernán “Cabeca” Sotelo, se agregó el de Julio Abel Figueroa, el hermano del único imputado. Pero con el correr de los días, las versiones que daban cuenta de la participación de los mencionados en el doble crimen se fueron desvaneciendo.
“El Sucio”, que al igual que “Miguelón” está imputado en el homicidio de Ramiro Ledesma, demostró que el día del hecho estaba internado en el Centro de Salud. “Cabeca”, encerrado en una celda de una cárcel de Villazón, Bolivia. Sobre Figueroa, ni siquiera pudo determinarse si el señalado era él o su hermano Sebastián Abel Figueroa.
Última etapa
Ayer finalizaron la etapa de testimonios en el debate. Hoy serán los turnos de los alegatos. En la apertura del juicio, el fiscal Sale, las querellantes Claudia Longo y Teresita Mendilaharzu y el defensor de la Niñez Rubén Barquet, adelantaron que solicitarán que le dicten la prisión perpetua, la máxima condena que establece el código penal. El defensor Macario Santamarina, en cambio, apostará por la absolución.
Los acusadores cuentan con cinco puntos para solicitar que sea encontrado culpable. Ellos son:
1- Los testigos ubicaron al imputado en el lugar del hecho.
2- Reconocieron haberlo identificado a través de fotografías, pero todos dijeron que lo reconocieron por los tatuajes de San la Muerte que tiene en su brazo derecho.
3- La grabación que registró un policía en la que él mismo reconoció haber sido responsable del mortal ataque.
4- El acusado habría querido vengarse del crimen de su hermano, registrado tres días antes de que se concretara “La masacre de la Porotiada”.
5- Las supuestas amenazas que habría realizado “Miguelón” para que los testigos no lo acusaran antes y durante el debate oral.
La otra cara
El defensor Santamarina en cambio, insistirá con su estrategia de debilitar esas pruebas con estos puntos:
1- Sostendrá las contradicciones de los testigos a la hora de identificar a su defendido.
2- Volverá a solicitar que el tribunal no tenga en cuenta la grabación. Insistirá que la conversación fue registrada sin una autorización judicial, por lo tanto es inconstitucional por haber violado el derecho a la intimidad de “Miguelón”.
3- Insistirá que no está demostrado que su defendido haya sido el autor material de las amenazas.
¿Habrá algo más?
Después de escuchar los alegatos, el tribunal integrado por María Alejandra Balcázar, Eduardo González y Sebastián Norniella Parache, se tomarán su tiempo para resolver el caso. Está previsto que mañana den a conocer la sentencia.
Pero lo que no sabe aún es si solicitarán que se profundice la investigación en tres cuestiones claves. Según confiaron las partes, podrían pedir:
1- Que se profundice la investigación de las amenazas denunciadas durante el proceso.
2- Abrir una nueva causa para que se trate de identificar a las otras personas que habrían participado del mortal ataque.
3- En base a todos los indicios surgidos en el juicio, solicitar que se inicie una causa por narcomenudeo.