Diego Valdez, un vendedor ambulante de Posadas, Misiones, encontró un bolso lleno de dinero el jueves pasado. La cantidad de billetes dentro sumaba $4.000.000. Sin embargo el hombre devolvió el dinero a su dueño.
Los buenos actos no se reservan para un momento en específico. En el instante en el que surge la posibilidad de obrar de buena fe es también el momento de no dudar y hacerlo. Este fue el caso de Valdez, un vendedor ambulante del cual sus valores y su empatía no se intercambian por una bolsa de dinero.
Un misterioso bolso en un carrito de super probó la honestidad del vendedor
Cuando se encontraba en el estacionamiento de un supermercado mayorista, vendiendo sus habituales empanadas y sándwiches, Valdez detectó un bolso abandonado sobre uno de los carritos de compra. El hombre se acercó al misterioso saco y lo abrió para descubrir que estaba frente a la suma de $4.000.000.
En el momento en que el hombre abrió el bolso, no vaciló y se acercó a otra persona para dejarle testimonio de que “lo iba a entregar a uno de los supervisores”. Luego encontraron al dueño, ya que dentro del mismo saco estaba su documentación. Se trataba de un médico de la localidad misionera de Garupá y era un cliente frecuente de ese supermercado.
Valdez devolvió el bolso a su dueño quien no podía entender “por qué lo había devuelto”
Valdez se refirió a su proeza y contó al diario La Voz los fundamentos de sus actos. “Soy feliz y millonario con lo que tengo, que es mi familia”. El hombre tiene dos hijos pequeños y su deseo más grande es obtener un trabajo estable. “Ahí (en la playa de estacionamiento del supermercado Diarco) no hay cámaras de seguridad ni nada, pero yo nunca dudé. Yo me rebusco a diario, gracias a Dios tengo mucha gente que me ayuda y me da changuitas.”
“A veces te tienta un poco, pero de nada sirve porque la plata como fácil viene, fácil se va”, reflexionó el hombre. Al regresar el bolso a su dueño, cuenta Valdez que este “se emocionó mucho”. “No podía parar de lagrimear porque decía que cómo yo en la situación que está pasando todo el país fui a devolverlo.”
Una prueba que “Dios le puso en el camino”
Valdez es cocinero y parrillero. En 2023 perdió su trabajo y desde ese tiempo vende aperitivos en el estacionamiento del supermercado. Ese día, quizás la suerte o el destino le puso una prueba, como dijo su esposa. Valdez había dejado su currículum para obtener trabajo en el mismo supermercado donde encontró el bolso.
“Siempre recé y pienso que Dios hizo esto para ayudarme. Ahora la empresa sabe que soy una persona de confiar”. “Mi señora dijo que fue una prueba que Dios me puso para probarme y que yo lo que hice estaba bien y de buen corazón”, expresó el hombre de una honestidad admirable.