11 Febrero 2024
CLASIFICACIÓN. Argentina venció a Brasil y su próximo destino es el París 2024.
En el mundo del fútbol hay partidos que se deben ganar obligadamente, sin importar las formas. El encuentro que jugaron hoy Argentina y Brasil por el Preolímpico Sub-23 es un ejemplo de ello. Disputándose un lugar en los Juegos Olímpicos, frente al rival de toda la vida: ¿Qué importa el cómo?.
En ese sentido, Argentina cumplió. Gracias a un centro medido del pie zurdo de Valentín Barco a la frente de Luciano Gondou, la “albiceleste” estampó su firma en el resultado y dejó al enemigo, seco, desahuciado, sin nada.
Es que la situación en las tablas de cada equipo se reflejaron claramente en sus intenciones en la cancha. A Brasil le bastaba un empate para lograr la clasificación. En ese sentido, no hubo ni “jogo bonito”, ni atrevimiento, ni ninguna de esas características que se suponen que definen la esencia del juego brasileño. Atentando contra sus propios ideales y ante el bien del espectáculo, mostró una faceta conservadora, brindándole a Argentina toda la responsabilidad del show.
La “albiceleste” aceptó el trato y tomó el protagonismo. Eso sí, con cierta timidez. Con el rival replegado detrás de la mitad de cancha, gozó de la tenencia del balón, pero careció de creatividad en el tercio final. Salvo ciertas arremetidas de Thiago Almada (entre ellas un tiro libre que impactó en el palo), Argentina no logró dañar lo suficiente al rival durante la primera parte del encuentro.
En el complemento, Brasil se animó y se adelantó en el campo. John Kennedy ingresó eléctrico y lideró los primeros avances verdeamarelos del partido. En el peor momento de Argentina, Leandro Brey respondió: sus dos intervenciones en poco menos de diez minutos fueron claves para mantener vivas las esperanzas de su equipo.
¿Cuántas gotas tienen que caer para saber que está lloviendo? ¿Cuántos goles debía hacer Luciano Gondou para ganarse la confianza total de Javier Mascherano?
Se desconoce si fue por una decisión genuinamente propia o por las presiones de una posible derrota, pero, finalmente, Mascherano decidió que Gondou juegue desde un inicio. Y si hay algo que había demostrado el goleador es que no necesita de muchas oportunidades para cumplir con su cometido. Así, se encargó de aprovechar la situación más clara que tuvo en el partido y logró anotar uno de los goles más importantes para una selección nacional juvenil en los últimos tiempos.
Con la estrella mediática brasileña Endrick fuera de la cancha (fue sustituido tras un rendimiento bastante pobre) y la presencia de Claudio Echeverri en el mediocampo (había ingresado previo al gol), el trámite del juego se rompió por completo. Brasil decidió lanzarse al ataque seriamente por primera vez en el partido. Eso sí, para ello, debía pasar por encima de la voluntad de once argentinos que no soltarían su ventaja en el marcador por nada en el mundo. Con ciertas reminiscencias de la final de la Copa América que disputaron los mismos equipos en 2021, Argentina fue a trabar cada pelota como si fuese la última. Si antes los había caracterizado una fuerza de voluntad inquebrantable, ahora la garra, el sacrificio y la personalidad se hacían protagonistas en Caracas.
En ese sentido, Almada merece un párrafo aparte. Se puso la “10” de la Selección Argentina y la cinta de capitán (con todo lo que eso implica) y no le pesó en ningún momento. El enganche había sido el abanderado de su equipo a lo largo de todo el torneo y, en los minutos más bravos de la competición, no fue la excepción.
De esa manera, a pesar de las críticas, Javier Mascherano logró cumplir con su principal objetivo. El equipo jugó un gran torneo y, aunque mereció sufrir mucho menos, finalmente logró ganar un partido histórico y pudo sacar su boleto a los Juegos Olímpicos de París 2024.
Producción periodística: Diego Caminos.
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