Los turistas que visitaron Mendoza durante este periodo de carnaval llegaron llenos de expectativas. La provincia cuyana ofrece distintas actividades para que sus huéspedes disfruten al máximo y una de ellas son las visitas guiadas a las tradicionales bodegas. A pesar de que San Martín de Tucumán no tuvo la oportunidad de recorrer la ciudad, armó su propia caja de regalos y metió adentro al “botellero” (apodo de Deportivo Maipú) con varios condimentos como el juego colectivo y la efectividad en los últimos metros. No quedan dudas que la definición de Iván Molinas y el toque de primera de Lautaro Fedele, a lo Ángel Di María en Qatar, se saboreó mejor que un tinto o un blanco en los pasillos de La Ciudadela.
El histórico barrio de Maipú se volvió a reunir en casa tras lo que fue una temporada inolvidable en la Primera Nacional. Humos de colores, trompetas y bombos se apoderaron de la calurosa tarde mendocina, al parecer, un clima al que ya está acostumbrado el “cruzado”. Los dirigidos por Rubens Sambueza aprovecharon la localía y pusieron contra las cuerdas al tándem de Juan Orellana y Agustín Dattola.
Es más, el ex Almirante Brown casi se va expulsado por un infantil codazo a Misael Sosa. Eso no pasó, pero lo mismo el equipo de Diego Flores se quedó con 10 en cancha, por una dura infracción de Gonzalo Bettini, quien tuvo un debut para el olvido.
A pesar de que ambos conjuntos arrancaron el partido con imprecisiones y hasta abusaron de los pelotazos, San Martín logró buenas conexiones con Juan Cuevas y Mauro Veron.
Ambos futbolistas junto a Nahuel Banegas, una de las figuras, se divirtieron por el sector izquierdo, eso si, siempre con la participación de Leonardo Monje.
El cordobés que supo repartir folletos en su niñez, demuestra su capacidad de administración pero dentro de un campo de juego. Con la “8” en la espalda y unos botines naranja flúor, el mediocampista se mostró como opción de pase, la piso y encaró como si jugara desde hace tiempo con la de San Martín.
Tan grande fue su entrega que terminó los últimos minutos acalambrado y casi sin poder caminar.
Del otro lado, por la derecha, había un futbolista que no paraba de correr. El hambre de ganar se le notaba desde la tribuna y consiguió su objetivo. Molinas, que había sido reprochado por su desempeño en el partido anterior, se amoldó a la posición de extremo e hizo que no se extrañe tanto la ausencia de Gonzalo Rodríguez.
El mediocampista se paró donde había que estar y la empujó en el área generando el grito desaforado del banco “santo”. Antes, una picardía de Cuevas engañando al rival de espaldas, como ya nos tiene acostumbrados.
Con el resultado a favor, llegaba el momento de aguantar y así lo entendió Flores. Claro, en esta categoría no se regala nada, ni el más mínimo detalle. Los ingresos de Matías García, Guillermo Ferracuti (que se fue reemplazado por una lesión), Gonzalo Klusener y Fedele le aportaron frescura en las dos zonas que más sacrificio tuvo.
Justamente el juvenil, que llegó de Defensa y Justicia, debutó oficialmente con el “santo” y cerró la victoria en Vergara. Tras una recuperación de Monje y una supuesta falta a Klusener, el pibe de Berazategui se las arregló y marcó el 2 a 0.
¿La victoria se celebra? Obviamente, pero todavía hay mucho por mejorar. Junior Arias debe evitar el offside, Dattola debe manejar su temperamento y Bettini no se puede permitir otra vez dejar al equipo en desventaja. Llegó el momento de disfrutar y en la semana ya habrá tiempo de pulir esos detalles.