El gobierno de Javier Milei es el más débil institucionalmente desde la vuelta de la democracia (1983) y su confrontación con la clase política no ayudó en el proceso de negociación y toma de decisiones. Así lo resumen tres analistas consultados por LA GACETA.
En particular, el futuro del Gobierno nacional quedó bajo la lupa por el traspié que sufrió en la Cámara de Diputados. En la última semana, La Libertad Avanza debió retirar el proyecto denominado “Ley Ómnibus”, debido a la falta de consensos con la oposición. Andrés Malamud, Lucas Romero y Carlos Germano examinaron la escena política argentina; la crisis de la toma de decisiones y las fallas del Gobierno nacional.
“El experimento Milei se sostiene a fuerza de fe: de él (en sí mismo) y de parte del electorado en él”, analizó Malamud. Aludiendo a la debilidad que presenta el Gobierno nacional, el politólogo e investigador en la Universidad de Lisboa fue más allá de la evidente flaqueza en el Congreso y la falta de gobiernos provinciales. Para el analista, la carencia de fuerzas materiales es otro factor que debilita la gestión libertaria. Poniendo al gobierno de Jair Bolsonaro como ejemplo, Malamud testifica una falta de actores sociales (como Bolsonaro tenía a los evangélicos en Brasil) institucionales (como las FFAA) y partidarios (el centrão en Brasil).
“Su única esperanza es trocar fe por resultados: si estabiliza la economía gana tiempo; si no, cae cuando se agote la fe. Las fechas clave son marzo (plazo negativo: comienzo de clases y tarifazo) y mayo (plazo positivo: liquidación de la cosecha gruesa). Si llega a junio debería desnublarse el horizonte”, aseveró.
El consultor Germano aseguró que Milei “pecó de inexperiencia y amateurismo”; cuestionó el armado íntimo del Presidente y resaltó su debilidad institucional como algo que amerita mayor experiencia y cintura política a la hora de negociar. ”No es sorpresa lo que pasó. Si bien (Milei) ganó con el 56% de los votos, es el gobierno con mayor debilidad institucional desde la vuelta de la democracia (cuenta con 38 diputados de 257, siete senadores de 72 y ningún gobernador); en este contexto es fundamental la negociación y el consenso. Por más que Milei ganó por mucho, también ganaron los gobernadores. Hay que retomar el diálogo y respetar las elecciones provinciales”, enfatizó.
Además, aseguró que este Gobierno tiene al frente de la toma de decisiones a Milei, a su hermana Karina, a Santiago Caputo y a Nicolás Posse, por lo que cuestionó el rol de Caputo a la hora de negociar con “lobos viejos de la política” y se mostró sorprendido por el “desplazamiento” del ministro del Interior, Guillermo Francos, de esta posición estratégica.
El especialista Lucas Romero ve la dificultad de tomar decisiones como un problema crónico de la política argentina. “Este problema antecede a la crisis económica y la indecisión se profundizó aún más con la victoria de Milei; se eligió al presidente más débil desde 1983 a la fecha. No tiene autonomía decisional. No gobierna. Es un presidente con restricciones decisionales y esto se agrava con el desafío económico”, observó.
Por último, sostuvo que Milei es “inexperto y desconocedor de los procedimientos para facilitar la toma de decisiones del sistema político” y sugirió dos posibles soluciones para destrabar la imposibilidad de actuar. “Las salidas son el consenso o la coalición; si optó por la segunda, no lo está haciendo bien. Tiene que entender que gobiernan los tres poderes y las mayorías; si no asimila esto, va a ser difícil”, finalizó.