11 Febrero 2024
Comisión Directiva y figuras destacadas de Atlético Tucumán, minutos antes del desfile. Archivo LA GACETA
“Fue el domingo uno de esos días que harán historia en la evolución del deporte tucumano. Tal vez el día en que se haya celebrado un acontecimiento más grande, en holocausto al deporte, al arte de la educación física, en las provincias del norte”.
Así narró LA GACETA uno de los acontecimientos más significativos para la historia del deporte en la región. Lo hizo un martes 23 de mayo de 1922, tan solo dos días después de que se lleve adelante la inauguración del estadio de Atlético Tucumán. Con la sensibilidad y lucidez necesaria para comprender lo que había ocurrido, el cronista fue capaz de vaticinar con precisión la importancia de un hecho histórico; ni más ni menos que un antes y después en la vida de toda una ciudad.
Nos remitamos al día en concreto: 21 de mayo de 1922. En las primeras horas de la mañana, se reunieron cientos de personas en el gimnasio “24 de Septiembre”, cuna del club, donde el equipo realizaba sus primeros amistosos antes de construir su templo. Desde allí (hoy el actual Hospital Centro de Salud), los allegados se acercaron hacia el cruce entre las calles 25 de Mayo y Chile, para presenciar las primeras ceremonias de la inauguración.
A las 10, se alzó la tribuna frente al palco oficial; y desde allí, el presidente de la Comisión Directiva, Isauro Silva, dio lectura a su discurso inaugural. Según cuentan las crónicas de la época, se trató de un momento cargado de emoción, que fue constantemente interrumpido por los aplausos de los presentes.
Finalmente, el dirigente cerró sus discurso con un sentido mensaje. ”Y he aquí señores, el resultado de tanto entusiasmo y de tanta lucha tesonera, producto de los votos supremos formulados tantas veces. Cuántas eran las veces que nos llegaban las expresiones irónicas de no terminarán y ante la incredulidad reinante, ante el desconocimiento absoluto de nuestros ideales, silenciosamente, laborábamos para ofrecerles esta obra que es vuestra y que hoy dejo inaugurada”, concluyó Silva.
Consumado el acto, la banda de la Policía de Tucumán sacó a relucir su amplio repertorio de piezas musicales, finalizando la ceremonia matutina con la entonación del Himno Nacional. Alrededor de las 12, los allegados se sirvieron un almuerzo en las flamantes instalaciones y abandonaron el club para continuar con la fiesta durante la tarde.
El “Grand Stadium”, como había sido bautizado en un primer momento, marcaba un hito respecto a la infraestructura deportiva de la época. Construido bajo la dirección del ingeniero José Graña, se trató del primer estadio techado del norte argentino; que además contaba con construcciones de cemento y una tribuna alta, algo inédito para la región. Era capaz de albergar entre nueve mil y diez mil personas, por lo que fue durante muchos años el epicentro de diversos espectáculos en la provincia.
Alrededor de las 14 de aquel domingo 21 de mayo, el estadio ya se encontraba al máximo de su capacidad. En ese marco, la agenda de actividades vespertinas inició con una exhibición de la Federación Atlética Argentina: atletas locales realizaron diversas pruebas, entre las que se destacaron los lanzamientos de martillo y las carreras de vallas.
Finalizada la muestra, se dio uno de los momentos más emotivos del día: el desfile de las delegaciones presentes. Encabezó la columna la Comisión Directiva del club, con la presencia de Isauro Silva y del ex presidente José Fierro. Además, se sumaron a la marcha los atletas de Tucumán Basketball, Club Atlético Racing, Club Talleres Central Norte, la Federación Atlética Argentina y el Club Atlético Tucumán.
“Fue sin duda alguna el acto que tuvo más vida y logró despertar más emoción en el público”, describió LA GACETA respecto al momento del desfile.
El partido inaugural
Faltando cinco minutos para las 16, el reconocido referí Germán Guassoni dio inicio al evento estelar del día. Atlético recibía al Club Atlético Racing, que en ese momento ya se había consagrado siete veces campeón de la Primera División del fútbol argentino. Si bien la “Academia” arribó a Tucumán sin la mayoría de sus figuras, el encuentro era lo suficientemente atrapante como para captar la atención del público.
Ese día, Atlético formó con: G. Sica; E. Rodríguez y J. Rodríguez; P. Tártalo, R. Carino y A. Hernández; H. Penalla, L. Germano, P. Cuello, C.Aguilar Pinedo y J. Germano.
Racing, en tanto, alineó a: L. Devoto; R. Castagnoia y J. Barreto; A. Ohaco, P. Ronco y J. Reccitelli; F. Gondar, P. Ochoa, A. Zavaleta, D. Brissotti y R. Rey.
El encuentro arrancó a favor del local. A los 4’, Donato Penella se sacó un rival de encima, entró al área y definió cruzado, dejando sin oportunidad alguna a Devoto. El gol despertó la euforia del público, que celebró por varios minutos la jugada.
Con el pasar de los minutos, Racing demostró el por qué de su buena reputación. Con un fútbol ofensivo, logró el empate a los 49’ mediante un tiro de Alberico Zavaleta. A pesar de su condición de huésped, la tribuna también aplaudió con entusiasmo el gol del equipo de Avellaneda.
Finalmente, Atlético y Racing empataron 1-1. “Si bien el encuentro no fue lo interesante que se esperaba, ya que en algunos momentos la lucha se tornó monótona, hubo en cambio algunas jugadas felices que satisficieron al público”, consideró la crónica del partido.
Racing Club, Archivo LA GACETA
Terminado el cotejo, los allegados abandonaron las instalaciones. El sentimiento que primaba en Barrio Norte no era ningún otro más que el de la felicidad, en su estado más genuino. Esa sensación tan pura como ingenua; porque lo más probable es que los presentes no se hayan percatado de la magnitud del acontecimiento que acababan de presenciar. Fueron protagonistas de las primeras páginas de una historia dorada: la del gran Estadio Monumental José Fierro.
Producción periodística: Diego Caminos.
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