Por Gustavo Rodríguez
09 Febrero 2024
TENSO MOMENTO. Maximiliano Limdon, al estar detenido por robo, ingresó a la sala de audiencia esposada y con una custodia. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI
“Sólo le voy a pedir una cosa señora jueza: quiero protección. Desde que pasó esto, no tengo vida”, señaló Maximiliano Limdon antes de que su voz se cortara por el llanto. El sobreviviente al cruento ataque por el que Miguel “Miguelón” Figueroa está siendo enjuiciado. “Antes no podía salir a la calle y ahora, no puedo estar tranquilo en el calabozo”, aseguró el joven de 22 años que está cumpliendo condena por un robo.
El 18 de diciembre de 2022, Limdon estaba junto a sus amigos en la Blas Parera al 500 cuando un auto frenó en el lugar y comenzó a realizar disparos. Allí perdieron la vida Gabriel Amaya y Leonardo Sepúlveda y resultaron heridos G.G., Franco Galván y el testigo. “Estábamos en una ronda charlando, comiendo galletas, tomando jugo y fumando marihuana. De pronto se paró a unos 10 metros un auto oscuro. Se bajó ‘Miguelón’ y comenzó a disparar contra nosotros”, relató el joven. “Lo conocía porque él andaba en el narcomenudeo (venta de droga) y por el tatuaje de la San la Muerte que tenía en su mano”, añadió.
Limdon estimó que el ataque podría haber sido en venganza de la muerte de su hermano Gonzalo Figueroa, registrada tres días antes del ataque. “Mucho no recuerdo. Sólo que me llevaron al hospital. En una camilla, estaba Amaya tapado con una sábana y, a la par de la mía, Galván quejándose del dolor”, declaró. “Nunca me pudieron sacar el proyectil de la cintura. Me generó un 80% de discapacidad. Los médicos no saben hasta cuándo podré caminar”, explicó.
Luego, Limdon se quebró emocionalmente. “Siempre me amenazó. No sé lo que es tener vida desde que mataron a su hermano. Primero me mandaba amenazas por las redes sociales y después por tercero. En esos tiempos no quería salir de mi casa porque estaba aterrorizado”, explicó. “Después terminé en la cárcel por un robo. Allí descubrí que mandaba mensajes a los detenidos prometiendo dinero y droga para que me apuñalen. Yo sé lo que es tener miedo”, declaró llorando.
Limdon también comentó otra situación. “Una vez nos trajeron a tribunales y nos cruzaron en la alcaldía. Estaba aterrado y los mismo policías me decían que tenga cuidado porque él era una persona muy poderosa”, explicó. “Lo único que quiero es vivir sin miedo. Poder estar tranquilo con mi mujer y mi hijo. Por favor señora jueza haga algo”, le imploró. El tribunal, integrado por María Alejandra Balcázar, Eduardo González y Sebastián Norniella Pareche, con la aceptación del fiscal Carlos Sale, ordenaron realizar una investigación por las denuncias que realizó.
José Mauricio Fernández
El profesional que realizó las autopsias a los cuerpos de Gabriel Amaya y de Leonardo Sepúlveda explicó científicamente cuáles fueron las razones de la muerte de ambas víctimas. Fue el único testigo que, por cuestiones personales, declaró de manera virtual. Su testimonio fue el más corto de todo el debate.
Gerardo Marranzino
El ingeniero en de sistema del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales declaró sobre el proceso de análisis del audio de la grabación de la charla que mantuvo el acusado con un policía. El especialista sostuvo que, después de haber realizado varios estudios, confirmó que era real.
El dato I
Desde una oficina, el acusado escucha a los testigos y aporta ideas a su defensor
Maximiliano Limdon fue el tercer testigo que pidió que Miguel “Miguelón” Figueroa abandone la sala de audiencia para poder declarar sin sentir ningún tipo de presión. Ya lo habían hecho Yamila y Nancy Viviana Ascarraeta, otras testigos presenciales del caso. En todos los casos, el acusado de doble homicidio es trasladado y escoltado por tres efectivos del Servicio Penitenciario.
Pese al impedimento de contacto visual, no significa que “Miguelón” escuche el testimonio de las personas que son convocadas. Pero Figueroa no sólo está atento de los dichos de las personas asomando su cabeza por la puerta, sino que tiene en su mano hojas en blanco y una lapicera para anotar algunos detalles.
Luego, a través del guardiacárcel, le alcanza las anotaciones a su defensor Macario Santamarina para que realice las preguntas que él considere importante.
El dato II
La tensión del debate ya se hace sentir en el ánimo de todas las partes
“No es un pedido, es una orden”, le dijo la presidente del tribunal María Alejandra Balcázar al fiscal Carlos Sale por una cuestión menor surgida en la cuarta audiencia del debate oral.
La magistrada ha demostrado tener un particular celo para que el juicio se desarrolle con normalidad. Por ejemplo, ya ordenó que la puerta de la sala sólo podrá ser abierta y cerrada cuando termine de declarar un testigo o no se esté analizando alguna cuestión. “Es imposible seguir el hilo de lo que se dice con tantas interrupciones”, argumentó. También le realizó varias advertencias al defensor Macario Santamarina por su manera de interrogar a las personas que van a declarar en la audiencia. Ni los testigos se salvaron de las instrucciones de Balcázar. “Usted no puede no responder las preguntas que le hace el defensor”, le dijo ayer a Maximiliano Limdon cuando anunció que no respondería los interrogantes del profesional.
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