Las condiciones climáticas y meteorológicas están brindando hoy un escenario favorable para que los casos de dengue continúen aumentando. En las primeras semanas de este año, la provincia sumó más de 360 contagios de la patología transmitida por el mosquito Aedes aegypti y esa cifra despierta mucha preocupación entre las autoridades sanitarias.
Algunos expertos sostienen que el panorama no es muy alentador. El año pasado, Tucumán registró 39.660 casos confirmados y fue la provincia más afectada del país. ¿Qué es lo que podría pasar este año?, le preguntamos a Giselle Rodríguez, investigadora del Instituto Superior de Entomología del Lillo. “El panorama es complejo debido la presión epidemiológica de las provincias del NEA, que no cortaron la transmisión desde el brote anterior. A esto se suma la situación de los países vecinos, como Brasil, Paraguay y Bolivia”, dijo.
Según Rodríguez, la situación epidemiológica en la provincia es complicada ahora que ya hay circulación autóctona de dengue (la mayoría de los casos ya no corresponden a personas que se contagiaron en un viaje) y gran cantidad de mosquitos disponibles para vehiculizar al virus.
“Tradicionalmente, las epidemias en la Argentina se presentaban cíclicamente, con periodos interepidémicos de calma, por lo que no era esperable un brote de gran magnitud para este año”, comentó Rodríguez, dejando entrever que esa realidad está cambiando.
Serotipos
En la actualidad están circulando en Tucumán dos de los cuatro serotipos que tiene la enfermedad, el DEN 1 y el DEN 2, que son los que mismos que aparecieron en las epidemias pasadas, por lo que hay muchas personas con inmunidad permanente a estas variantes y momentánea a los otros serotipos, aclaró Rodríguez. “Esto podría ayudar a descomprimir, pero aún restan muchas personas susceptibles a uno o a ambos serotipos que pueden aportar a la dinámica de transmisión”, analizó.
Según sostuvo, el aumento de casos en esta época es esperable porque coincide con el gran movimiento de personas por las vacaciones. La bióloga remarcó que es momento de encender las alarmas: “actualmente hay muchas personas vacacionando, por ejemplo, en Brasil, dónde hay circulación de los serotipos 3 y 4. El ingreso de estas variantes a la provincia podrían complicar el panorama, ya que estos tipos de dengue, si bien ya circularon, lo hicieron con incidencia baja y muy localizada, y por lo tanto la población es susceptible a la infección”, remarcó.
¿Se puede hacer algo para frenar la cantidad de contagios?, le preguntamos. “El aumento de la abundancia del mosquito transmisor depende directamente de las condiciones sanitarias dentro de los hogares y alrededores, siempre vinculada a la actividad humana que genera los recursos necesarios que el vector explota eficientemente, básicamente criaderos, refugio y acceso fácil a fuentes de sangre, instalándose en los microambientes humanos”, señaló.
También habló de otros factores claves en la dinámica de la transmisión de la enfermedad, como por ejemplo el movimiento de personas que ingresan con el virus y la abundancia de mosquitos disponibles para transmitirlo. Asimismo, influye la alta cantidad de pacientes que se enferman y son asintomáticos, ya que aportan una alta carga viral que es difícil de rastrear.
“El saneamiento ambiental domiciliario es un factor esencial para ayudar al control del mosquito. Si bien suena fácil, es uno de los grandes problemas para las actividades de control, porque los receptáculos capaces de acumular agua y servir de criadero al mosquito, incluidos los residuos sólidos urbanos, son permanentemente generados, incluso después de las acciones de saneamiento o descacharrado llevados adelante por el sistema de salud”, apuntó.
Contexto
La epidemia de dengue en la Argentina se intensificó durante enero. La incidencia de casos aumentó el 89% entre la primera y la última semana de enero. La situación de los países vecinos también es preocupante. A días del Carnaval, estallaron los contagios en Brasil, a tal punto que en Río de Janeiro declararon la emergencia por dengue.