La del lunes contra Instituto fue, sin dudas, la peor derrota de Atlético Tucumán en un largo tiempo; y también la más contundente desde que Favio Orsi y Sergio Gómez están al frente del equipo.
No lo marca sólo la estadística (nunca con la dupla había perdido por tres goles), sino también el rendimiento del equipo. El “decano” nunca hizo pie en la cancha, y no estuvo ni cerca de mostrar algo que ilusionara con una remontada, con un empate al menos, o ni siquiera con un descuento.
Los propios protagonistas (los pocos que hablaron luego de la caída) admitieron que fue una muy mala noche en Alta Córdoba. “Cuando no estás en partido, recibís lo que mereces. Y creo que en esta ocasión tuvimos lo que merecimos”, sentenció Gómez durante la conferencia de prensa. Tan crudo como real.
¿Y por qué Atlético no estuvo en partido?
Ambos entrenadores apuntaron, principalmente, a la “falta de adaptación” al juego. “Algunos partidos vas a tener que lucharlos y otros vas a tener que jugarlos. Hay que usar un poco la inteligencia para saber cuándo sí y cuándo no. De eso se trata el fútbol”, agregó Gómez.
Algo similar y siguiendo esa línea planteó Marcelo Estigarribia: “Nos costó darnos cuenta que por ahí queríamos jugar por abajo y que la cancha no estaba para hacerlo. Había que jugar a la segunda pelota y tratar de planchar un poco el partido cuando ellos intentaban llevarnos por delante”, indicó “Chelo”.
Claro, además estuvieron los errores puntuales. Los dos primeros goles de la “gloria” llegaron por desconciertos individuales, y el tercero, con el duelo ya definido, se forjó con demasiada facilidad ante una pasiva defensa “decana”. “Hoy tuvimos errores muy puntuales y en el fútbol de hoy los detalles ganan o pierden partidos”, admitió el entrenador. Una arista, entonces, para tener en cuenta y pulir de cara al futuro es la concentración.
De todas maneras, las equivocaciones son impredecibles y si bien se trabaja de reducir el margen de error al mínimo, es algo que suele escapar a la planificación previa. Lo que sí está en manos del cuerpo técnico y de los jugadores es esa adaptación a lo que pide el partido que Orsi y Gómez señalaron y que no estuvo el lunes. Y en eso deberá trabajar mucho el “decano”: saber cuándo tomar las riendas del partido o cuándo apostar a una postura un poco más expectante. En definitiva, leer mejor no sólo los partidos desde el arranque, sino los momentos de cada cotejo. Y allí, tendrá un papel fundamental la dupla, que no tuvo una buena lectura en el duelo contra Instituto.
Para eso, primero, deberá tener bien en claro qué idea de juego pretende aplicar. Tanto en la pretemporada como en la primera fecha ante Rosario Central, se vio un equipo que trató de manejar la pelota por abajo, con paciencia, asumiendo el protagonismo y con picos de intensidad muy alta. Algo que, de todas formas, no logró ejecutar de manera sostenida durante los 90 minutos.
Ante Instituto, nada de esto apareció. Y quizás lo más doloroso para el hincha, tampoco hubo una reacción anímica. Quizás no se puede hablar de falta de actitud, pero sí de un equipo que no tuvo respuestas, más allá de lo futbolístico.
Lo mental es otro aspecto en el que deberá trabajar mucho el cuerpo técnico, ya que poder reponerse ante la adversidad es algo que a Atlético le viene costando muchísimo durante el último tiempo (es algo que acarrea del pasado campeonato).
¿El nuevo esquema es un problema? No necesariamente. Pese a que sufrió muchas críticas por parte de la hinchada, no es exactamente la línea de cinco defensores la principal razón del poco alentador arranque de torneo. Ante Rosario Central, por momentos había funcionado bastante bien. Si se explota al máximo la trepada de los laterales, y el medio campo está en sintonía, puede ser una propuesta interesante. Sin embargo, tanto la dupla como los jugadores deben estar convencidos de su aplicación. De lo contrario, será difícil que traiga resultados positivos.
Lógicamente no se puede dejar de lado que el “decano” sufrió una renovación del plantel, y la adaptación tanto de los refuerzos, como de aquellos jugadores que tuvieron poco rodaje en 2023, no será inmediata. Pero ya con una pretemporada encima, y más de 20 días de trabajo juntos (al menos con buena parte del plantel), esa adaptación debería llegar rápidamente. El calendario así lo exige.
Aún con fecha entre semana y con lo ajustado del cronograma en las primeras fechas, el destino le dio un guiño a Atlético: tendrá una semana entera para preparar el duelo ante Argentinos, el martes por la noche, en el José Fierro. “Es tiempo de trabajar”, anticipó Gómez minutos después de la derrota ante Instituto.
Sin dudas, a eso tendrá que apuntar el plantel. Lo único positivo del duro traspié en Alta Córdoba es que llegó temprano en la temporada y por ahí, un golpe a tiempo puede resultar productivo. Atlético cuenta con 12 fechas por delante en la Copa de la Liga (y otras 27 en la Liga Profesional) para revertir la mala imagen que dejó en Alta Córdoba y para poder demostrar, como pretenden todos en 25 de Mayo y Chile, que se armó un plantel para pelear cosas importantes y volver a al club en los primeros planos del fútbol argentino.