Un hombre sufrió un desperfecto mecánico y dejó su camioneta camino a Villa Nougués. Fue a pedir ayuda y cuando regresó, la Toyota Hilux no estaba. Ese mismo día, pero pasadas las 22, otro hombre denunció que, después de amenazarlo con un arma de fuego, desconocidos le quitaron su Renault Sandero. El jueves por la noche, en la zona sur de la capital, sustrajeron una camioneta Mitsubishi Sportero y, al noroeste, una Fiat Fiorino. El verano siempre marca caminos. Impone todo tipo de modas. El robo de vehículos lo fue en materia de seguridad en nuestra provincia. Cuatro hechos en cuatro días. Todo un número.
Según la información a la que tuvo acceso LA GACETA, en el que va del mes se registraron más de una quincena de hurtos de vehículos solo en el área del Gran San Miguel de Tucumán. Muy pocos fueron recuperados. Sí retuvieron tres camionetas que fueron sustraídas en otras provincias. Esta tendencia, según confirmaron fuentes judiciales, no se sostiene todos los meses, sino que va cambiando cada 30 días.
Hubo casos que tuvieron repercusión mediática y otros no. Uno de ellos fue el robo de un Nissan March en Tafí del Valle, en plena temporada alta. Uno que no se difundió es el de un hombre que se bajó de su camioneta VW Amarok para comprar en un drugstore y dejó la llave en el interior, situación que fue aprovechada por los delincuentes. Ambos vehículos fueron recuperados por las autoridades. El de menor porte, en la ruta 9 a la altura de “La cuesta del 25”, mientras que la camioneta en el sur de la ciudad.
Las investigaciones de ambos casos revelaron algunos detalles. El hecho registrado en los valles habría sido cometido por “escruchantes” que encontraron la llave y vieron la oportunidad de conseguir un botín mucho más importante que los objetos que podían sustraer del interior de la vivienda. El otro, un golpe de fortuna para una banda que se especializa en cometer este tipo de delitos.
Diferencias
En la Policía no tienen dudas. Detrás de este incremento hay dos tipos de organizaciones. Una que se dedica a robar camionetas o vehículos de alta gama para trasladarlo a Bolivia y cambiarlo por drogas. Otra, que se encargan de sustraer autos para comercializarlos en otras provincias. “Estamos analizando todas las posibilidades y los tenemos identificados. Es una investigación compleja por los movimientos que realizan”, explicó el jefe de Policía Joaquín Girveau en una entrevista con LA GACETA.
Los pesquisas ya tienen una línea. Uno o varios tucumanos convocarían a ladrones de otras provincias para, como se dice en la jerga policial, “levantar” las camionetas o los autos de alta gama que están en la vía pública. Luego, pagan a terceros para que las oculten en viviendas de particulares para desviar la atención de los investigadores. “Pagan muy buena plata para que las escondan. Ese dinero también se traduce en silencio, porque el que lo hace, también está cometiendo delito”, destacó un investigador.
Cuando ven la oportunidad, la trasladan hacia el norte. Según las investigaciones judiciales, las trasladan hasta Bolivia aprovechando la facilidad que tienen los habitantes de ese país para inscribir bienes sin necesidad de justificar su origen y la cambian por droga. Luego, regresan a la provincia en otro vehículo y comercializan la sustancia. “Pueden obtener hasta seis kilos de ‘merca’ y aquí obtienen hasta $25 millones, más de lo que pueden obtener vendiéndola aquí”, destacó un pesquisa.
Intercambio
Hay otra línea que están analizando los investigadores. Existirían al menos dos bandas formadas por delincuentes de varias provincias que sustraen los vehículos para venderlos en otras jurisdicciones. Las organizaciones sospechadas de utilizar esta modalidad actuarían en Tucumán, Santiago del Estero (hay al menos cuatro tucumanos con pedido de captura en esas tierras) y Córdoba. Justamente, en un informe publicado por el diario “La Voz”, en “La Docta” se estarían sustrayendo en promedio dos vehículos por día.
Fuentes judiciales confirmaron cuál sería el modus operandi. Después de “levantar” autos en la calle en una provincia, se dirigen a otra y hacen lo mismo. “Lo hacen para no levantar sospechas y cuentan con los recursos logísticos para cumplir con el plan”, comentó. Esa fue la modalidad que utilizó la banda en la conocida causa conocida como “La industria del escruche”.
Trasladar los autos tampoco sería una complicación porque cuentan con personas que falsifican documentación de los vehículos. Por ejemplo, el fiscal Diego López Ávila consiguió que procesaran al agente de policía César Pacheco porque se habría dedicado a la venta de falsificación de títulos de dominios y certificados para transitar libremente.
Ayer, en la localidad entrerriana de La Paz, dos jóvenes oriundos de León Rougés fueron detenidos por circular en un Toyota Corolla que había sido denunciado como robado en Morón, provincia de Buenos Aires. Los sospechosos quedaron aprehendidos.
Sistemas y algo más
Los pesquisas tienen en cuenta dos situaciones en particular. A diferencia de lo que ocurre en otras provincias, en Tucumán, los robos de vehículos no son violentos. En la mayoría de los casos deben ser calificados como hurto de vehículo, delito que tiene una pena mucho menor y que hasta podría ser excarcelable si un autor no cuenta con antecedentes. “Los choros no son giles. Siempre están buscando la manera de cometer un delito que le permita generar la mayor cantidad de dinero posible y sufrir el menor castigo posible si es que llegan a ser descubiertos”, comentó un experimentado investigador.
Las herramientas tecnológicas también están al servicio de la delincuencia. En el mundo delictivo de la provincia, surgió el rumor que desconocidos ya cuentan con Pandora, un aparato que permite hacer arrancar cualquier tipo de vehículo, incluso las camionetas de alta gama que, supuestamente poseen llaves únicas e inviolables. Según la misma versión a la que tuvo acceso LA GACETA, ese instrumento sería aportado por delincuentes de otras provincias que son convocados por sus pares tucumanos para cometer ilícitos.