En la época de vacaciones nos permitimos degustar nuevos sabores, cumplir el antojo de algún dulce o deleitarnos comiendo las opciones que los puestos playeros tienen para ofrecernos. Sin embargo, sostener un régimen tan liberal muchas veces no es sano, por lo que lo recomendable es volver a los hábitos saludables una vez que las vacaciones lleguen a su fin.
Recuperar la figura anterior a este período de libertad puede parecer un poco complicado. Pero existe una dieta que puede hacer de esa transición algo placentero. Sin restricciones ni prohibiciones, este régimen es flexible y el atractivo de sus comidas se asemeja a las del nostálgico receso.
La dieta para volver a los hábitos saludables
Este régimen es muy sencillo e incluye alimentos que podemos encontrar en cualquier supermercado o almacén. Según la Doctora Laura Quinti, nutricionista del Destino Natural Terme di Saturnia, el plan debe estar compuesto de abundantes verduras, especialmente las de temporada de verano como los pepinos, tomates, rábanos, berenjenas, melón, sandía y duraznos.
Es una dieta libre de restricciones, por los que los temidos carbohidratos no deben ser algo que taches de tu lista. Estos nutrientes son necesarios para nuestro organismo y aunque sean más calóricos que otros, con porciones moderadas no hay de qué preocuparse. También es importante elegir cereales integrales como la cebada y la espelta en lugar de la pasta.
Tampoco tenés que prohibirte la posibilidad de comer un rico helado. Podés agregar a tu dieta este delicioso postre, mientras este sea de hecho con frutas y sin leche, para disfrutar de su sabor y vitaminas. Mientras que por las mañanas, un vaso grande de agua tibia con jugo de limón fresco puede ayudar a tu hígado a desintoxicarse: “El ácido cítrico respalda la función de las enzimas hepáticas y estimula la producción de orina, lo que significa una mayor eliminación de toxinas del organismo”, afirma la nutricionista.
Recomendaciones para hacer de esta dieta más efectiva
Es importante evitar saltarse las comidas, respetando los tres momentos del día y alimentándose sin exagerar cantidades. Además, incluir colaciones de verduras crudas y frutos secos entre las comidas es una buena opción, así como beber hasta dos litros y medio de agua al día. Esta colabora en la eliminación de las toxinas del cuerpo y lo hidrata.
Por otro lado, podemos intentar esquivar las bebidas alcohólicas, así como los jugos de frutas industriales y gaseosas, debido a sus concentrados de azúcares y edulcorantes. Sin embargo, no tenés que prohibirte consumirlos y si realmente deseás darte un capricho en ese sentido, podés optar por una copa de vino tinto, que es mucho más rico en polifenoles, sustancias beneficiosas por sus propiedades antioxidantes, que el vino blanco.