27 Enero 2024
REGULACIONES. La oferta de juegos de azar y de apuestas en las plataformas digitales crece todos los días.
Los juegos de azar y de apuestas siempre estuvieron limitados a los adultos. Pero hoy las cosas están cambiando; de repente, cada vez hay más juegos en línea y con menos regulaciones. De hecho, Google está cambiando sus reglas para facilitar a las empresas de Real-Money Gambling (RMG) la posibilidad de estar en las tiendas digitales.
Así, las cosas están mutando: la conectividad, el acceso a la tecnología y el creciente oferta de Apps de apuestas en línea produce la disminución de la edad de sus usuarios. Y eso preocupa cada vez más a los profesionales de la salud.
Dificultades en el desarrollo, deterioro de los vínculos sociales, aislamiento y depresión son sólo algunas consecuencias que produce el uso sin control de las apuestas en línea en la adolescencia, informa un comunicado difundido por expertos del Hospital Italiano de Buenos Aires. Esta realidad entre los adolescentes, es “un fenómeno mundial que avanza sostenido por la publicidad, con camisetas y equipos de fútbol; también a través de difusión en redes sociales de influencers y streamers”, explican los expertos y advierten: “si bien la actividad lúdica en la infancia fortalece las funciones cognitivas esenciales, el auge de las apuestas en línea plantea riesgos para la salud mental y para el desarrollo de los adolescentes”.
No hay datos en la Argentina que permitan actualmente dimensionar esta realidad, pero sí podemos tomar referencias de otra patria. El Ministerio de Consumo de España destaca el crecimiento de los jugadores en línea menores de 25 años, que pasó del 28% al 48% entre 2016 y 2021. En paralelo, la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados observa un descenso en la edad promedio de inicio del juego a los 15 años y detalla que las apuestas en línea pasaron a ser la principal causa de ludopatía en menores de 26 años, en el universo de la población a la que asiste.
¿Tecnoadicción?
Las Apps y las webs de apuestas están al alcance de todos. Cualquier persona con acceso a internet o con teléfono móvil puede descargarlas. Según informa el documento, preocupa la participación de niños y adolescentes varones a partir de los 12 años, “aunque las estadísticas todavía son difíciles de precisar porque la práctica se realiza muchas veces de manera clandestina u oculta”.
Las apuestas on line, además, pueden producir dependencia y abstinencia. “Las adicciones tecnológicas están incluidas dentro de la categoría de adicciones comportamentales”, advierte Gisela Rotblat, jefa del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano. La particularidad -dice- es que al no tener una sustancia implicada, las personas y su entorno tardan en notar que el hábito se ha vuelto patológico.
¿Cuándo se encienden las alarmas? Cuando las conductas de la persona -en este caso los adolescentes- se vuelven excesivas y repetitivas, “por la necesidad de obtener un estado de bienestar o eliminar uno de malestar. Lo cierto es que todo ese cuadro se potencia en adolescentes y los deja más vulnerables”, asegura.
Consecuencias
“El adolescente busca reconocimiento entre sus pares y la afirmación de sus condiciones a través del valor simbólico del dinero y del ganar. Se suma también a un contexto de validación que existe en las redes sociales sobre este tipo de prácticas. Lo negativo es que obviamente esto es azaroso y trae muchas complicaciones”, reflexiona Andrés Luccisano, subjefe del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano.
En el afán de ser reconocido, los jóvenes ignoran las consecuencia que los juegos de azar tienen en su vida. Esta actividad no sólo repercute en el ámbito económico: se observa admás un deterioro en los vínculos familiares y sociales; puede producir sedentarismo, obesidad, alteración del sueño, aislamiento, y la tendencia a mentir y a realizar gastos compulsivos. En general, estas erogaciones son realizadas de manera secreta con tarjetas de crédito de los adultos. También se percibe en los adolescentes un aumento de la irritabilidad y de la violencia, al igual que de la depresión y la ansiedad.
“De la misma manera repercute en la familia, que muchas veces se entera tardíamente aunque se registran situaciones donde desde el hogar naturalizan las apuestas y disminuyen sus riesgos. Por eso es importante la concientización sobre el tema”, agrega Rotblat.
Consejos
“Vivimos en una época en la cual la gratificación inmediata prevalece sobre el esfuerzo y las frustraciones son vehiculizadas a través de acciones impulsivas en detrimento del pensamiento, del registro de las emociones y su tramitación mediante la palabra. Por eso es crucial prestar atención a las señales, concientizar e implementar estrategias preventivas para que el juego siga siendo juego”, considera Damián Supply, coordinador del área de Prevención y promoción de salud en niñez y adolescencia del departamento de Pediatría del Italiano. Para lograr un hábito sano de juego, los expertos recomiendan:
- Habilitar otras prácticas o ámbitos de reconocimiento, de pertenencia y de entornos saludables, como los deportivos, culturales y los creativos.
- Ampliar canales de comunicación con los adolescentes respetando los intereses individuales.
- Acercarse para conocerlos y compartir, no para juzgar sobre lo que hacen o lo que les gusta.
- Mostrarse dispuestos a entender su mundo.
- No dejar a disposición del adolescente tarjetas de crédito y/o claves personales.
- Promover un uso limitado y responsable de tecnologías con acceso a otras actividades que favorezcan lazos sociales, actividad deportiva y motivar el autocuidado.
- Conversar sobre los riesgos y anticipar consecuencias.
- Buscar reemplazar por otras actividades y compartir los momentos de juegos.
- Evitar el “todo o nada” con los castigos y construir un balanc.
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