El cronómetro marcaba 35 minutos del segundo tiempo cuando Mateo Coronel enganchó, con una tijera, un cabezazo de Marcelo Estigarribia y clavó la pelota en el ángulo izquierdo de “Fatura” Broun. El gol no se gritó mucho porque casi en el mismo instante que la pelota entraba en el arco, el juez de línea levantaba la bandera para sancionar offside y obligar a sentarse de nuevo a los hinchas.
Se hizo desear el festejo. Mientras Favio Orsi y Sergio Gómez introducían las últimas tres variantes tirando toda la carne al asador y Miguel Ángel Russo acomodaba su equipo con dos cambios, el juez Pablo Echavarría estaba muy atento a lo que le dictaban desde Ezeiza los encargados del VAR.
Coronel juraba y perjuraba que estaba habilitado. “Se acerca al medio, es gol”, gritó un hincha en la platea. Y efectivamente. Tras un par de minutos, el referí señaló el círculo central y generó un estallido en las tribunas, en el banco y dentro de la cancha.
Fue un desahogo para todos en el Monumental. El grito de gol que había quedado atragantado unos minutos antes llevó alivio en Atlético y hasta generó algo de ilusión de que se podía vencer al último campeón.
Es que durante los casi 60 minutos en los que el “decano” estuvo perdiendo, no había sido superado por el “canalla”. Es cierto, no pudo sostener el comienzo alentador marcado, principalmente, por la intensidad en una presión, que había dejado ahogado a los rosarinos.
Sin embargo, la diferencia había estado en la eficacia y, un poco también, en la fortuna.
Es que el gol que abrió el marcador se produjo tras un defectuoso rechazo de Gonzalo Paz (con su pierna menos hábil, la derecha) que cayó directamente en los pies de Luca Martínez Dupuy, quien sólo tuvo que direccionar correctamente la pelota, aprovechando el envión que traía, para vencer a José Devecchi.
Salvo las jugadas que terminaron en los dos goles, en el partido pasó poco y nada. Atlético trató de ser protagonista con la misma receta que había plasmado en los amistosos de pretemporada; pero se desgastó mucho en los primeros minutos; y ya en desventaja, le costó generar en ataque.
Los cambios tampoco pudieron alterar demasiado el trámite. Incluso Coronel, que fue clave en el resultado, entró algo errático. Pero claro, marcó el gol del empate y por lo que significó para Atlético, deja todo lo demás fuera de cualquier análisis.
Lo único concreto es que el “decano” tuvo un debut regular. Por momentos demostró la nueva cara que pretende imprimirle al equipo la dupla técnica. También, hubo caras nuevas que mostraron algunas cosas interesantes.
Devecchi tuvo buenas intervenciones y Nicolás Castro una correcta actuación en el medio campo. El no haber podido debutar ganando es, sin dudas, el trago más amargo. Así como no haber podido sostener los buenos momentos.
De todas maneras, este es sólo un primer paso. Queda un muy largo camino por delante y el equipo tiene tiempo para terminar de acomodarse.
Por lo pronto, el empate le ayudará a trabajar con mayor tranquilidad pensando en lo que se viene.