La sonda japonesa (SLIM) llegó a la superficie de la Luna el pasado 20 de enero por primera vez. La misión que mantuvo expectante al sector aeroespacial debía lograr un alunizaje de precisión con un radio máximo de 100 metros alrededor del punto objetivo.
Según difundió esta semana la Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa (JAXA), SLIM se posó a 55 metros de su objetivo, lo que lo convierte no solo en el primer alunizaje del país asiático, sino también en el primer aterrizaje preciso del mundo.
Si bien este era el principal objetivo de la misión, no todo salió como se esperaba, ya que luego del alunizaje el centro de control notó una anomalía en SLIM (Módulo de aterrizaje inteligente para investigar la Luna).
El director de la JAXA, Hitoshi Kuninaka, explicó tras la maniobra que, aunque “la mayor parte del equipo de la nave espacial funciona correctamente” y se habían “establecido las comunicaciones después del aterrizaje”, los paneles solares no estaban generando electricidad por un problema en el hardware de la célula solar.
El comportamiento durante el aterrizaje “no fue el planeado” y sus paneles quedaron erróneamente orientados al oeste.
Igualmente, Japón no pierde las esperanzas de reactivar su módulo lunar, a pesar de que las células solares no pudieron recargarse después de que alcanzara la superficie lunar hace cinco días.
La sonda alunizó en una pendiente, pero todavía existe la posibilidad de que el Sol golpee las células solares orientadas al oeste del módulo de aterrizaje y cargue la nave, dijo este jueves la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón en un comunicado, en el cual afirmaban que están a la "espera de que llegue una señal".
La agencia anunció que SLIM fue apagado menos de tres horas después de su llegada a Luna para conservar energía, después de la decisión inicial de utilizar su batería de rescate para mantener activa la misión, en ese entonces tenía el 74% de su carga.
Hasta ese momento, el módulo de aterrizaje y los dos rovers que desplegó al posarse en la Luna —LEV-1 y LEV-2— pudieron recopilar lecturas e imágenes de la superficie, datos vitales que, según JAXA, sus científicos están “aliviados de haber recopilado y emocionados de examinar”.
La JAXA señaló en este sentido que si la luz solar llega a las células en torno al 1 de febrero, coincidiendo con la próxima puesta de Sol en la Luna, existe la posibilidad de que se restablezca la energía y la sonda vuelva a estar operativa.
La importancia de un aterrizaje preciso
SLIM estaba destinado a demostrar la capacidad de los japoneses para mejorar la precisión de los aterrizajes lunares, reduciendo el alcance de las sondas anteriores de varios kilómetros a menos de 100 metros.
Para comprender mejor el nivel de precisión, la zona de aterrizaje del módulo lunar "Eagle" del Apolo 11, el primero en pisar la Luna, era un radio de 20 kilómetros de largo y 5 kilómetros de ancho.
“Al llevar SLIM [a la Luna], los humanos lograremos un cambio cualitativo del alunizaje tradicional, pasaremos de descender solo donde es fácil, a hacerlo donde realmente queremos”, dijo la JAXA al presentar el proyecto.
Observando los datos enviados desde la nave espacial en los segundos previos al aterrizaje, parece que logró su objetivo principal de realizar un "aterrizaje suave". SLIM estaba en la orientación correcta y se movía lentamente hasta hacer contacto con la luna.
En un lapso de 20 minutos, SLIM descendió a la Luna desde una altura de 15 kilómetros, en la que se encontraba orbitando desde finales de diciembre. Utilizando tecnologías similares al reconocimiento facial, el módulo logró identificar los cráteres lunares y determinar su posición en tiempo real para alunizar en su objetivo: una ladera del cráter Shioli, una zona complicada por su inclinación que se encuentra al sur del ecuador de nuestro satélite natural.
De no haber perdido una de sus unidades de control motor, SLIM podría haber ejecutado un aterrizaje mucho más preciso, es decir, posarse en un radio de unos 10 metros del objetivo, “posiblemente entre 3 y 4 metros”, ha dicho el responsable del proyecto, Shinichiro Sakai.
Tras perder en torno a la mitad de su potencia por el problema con el motor, el software instalado en la sonda “determinó de forma autónoma la anomalía y continuó el descenso con el otro motor, controlando el movimiento gradual del SLIM para que su posición horizontal se desplazara lo menos posible”.
La JAXA se encuentra actualmente analizando las causas de la pérdida del motor, que creen que se debió a un factor externo.