Nació en Buenos Aires en 1926, en el seno de una familia musical. Su padre era profesor superior graduado del conservatorio del ilustre violinista belga Thèo Massun. No tenía otro destino que el artístico: la música estaba en las venas del compositor Juan Carlos Grupalli. Tanto, que lo atravesó hasta sus últimos momentos; falleció a los 97 años, y deja una prolífica obra para la posteridad.
“Los médicos se asombran de que a esta edad pueda hablar con claridad y con lógica. Sólo estoy un poquito sordito. Ahora estoy por empezar a componer una nueva obra”, le decía a LA GACETA el año pasado, promocionando una de sus últimas presentaciones públicas. Grupalli respiró sonidos hasta el final y su última gran obra fue crear la Agrupación de Música de Cámara Tucumán.
Con su padre comenzó a estudiar violín en su adolescencia; en paralelo aprendía armonía, contrapunto y composición de forma autodidacta. En aquellos años, ya componía sus primeras obras y también incursionó en diversas orquestas tanto sinfónicas como folclóricas en Radio del Estado. En 1959 se radicó en Santiago del Estero; allí, en 1962, formó un trío con el violonchelista M. Grandi y la pianista María M. Mera de Ruiz López. Por ese tiempo también entabló una relación con el concertista de guitarra Mario Parodi, que grabó la Primera Sonata para guitarra de Grupalli para la empresa Odeón.
Su evolución artística lo llevó a trasladarse al viejo continente. En 1977 viajó a Francia con su hijo mayor Juan Francisco. Además se lució en Papúa Nueva Guinea (donde tocó junto al pianista Alan Claydon), y luego en Australia, donde actuó como primer violín solista en la North Sydney Chamber Orchestra. Luego estuvo en Brisbane y en 1984 se radicó en Málaga, tocando para la orquesta sinfónica de esa ciudad.
En 1987 la embajada argentina en Francia lo nombró conservador del Museo del General San Martín de Boulogne-Sur-Mer y ocupó ese cargo hasta su retiro en 2000. Durante esos 13 años compuso incansablemente en sus horas libres, utilizando las ventajas de la asistencia de la computadora y los sonidos proporcionados por los sintetizadores. Allí nació la mayor parte de su obra, como el Cuarteto el Cuarteto de Cuerdas Nº1 y el Divertimento N°1 para orquesta, que fue estrenado mundialmente en esa ciudad por el Ensamble Musical de la Côte d’Opale.
Retirado, volvió al país y se radicó en Tucumán, lugar que adoptó como propio. Allí retomó su actividad como compositor: las Cuatro Piezas para Coro y Orquesta, el Concertino para Oboe y Orquesta, las sinfonías Nº1, 2 y 3, el 2º concierto para Violín y Orquesta, los Conciertos Nº 1 y Nº 2 para piano, el Andante y Allegro para viola y orquesta, entre otras obras, conforman su legado.
PUNTO DE VISTA
Una persona de cultura exquisita
Mauricio Guzman
Pianista y gestor cultural
“Todos tenemos la edad de nuestros proyectos; mientras se tienen proyectos, se es joven”. Tomé esta frase de la periodista Fanny Mandelbaum porque estimo que caracterizó la persona del compositor Juan Carlos Grupalli quien, lamentablemente, nos dejó esta semana.
Desde fines del 2022, a instancias de su hija Norita, me reuní con él para charlar de música y, desde el primer encuentro, Juan Carlos me planteó con vehemencia, su profunda preocupación (¡con más de 90 años de vida!) porque en Tucumán, un verdadero semillero de músicos, no se estaban haciendo, salvo esporádicamente, Conciertos de Música de Cámara (entiéndase obras musicales para dos y más instrumentos como dúos, tríos, cuartetos, etcétera). Con un sentido muy práctico y un entusiasmo arrollador, me propuso que trabajáramos juntos sumando a sus hijos, en una suerte de agrupación sin fines de lucro para motivar a los músicos a juntarse y abordar ese increíble y riquísimo repertorio con dos objetivos: difundir esta música y, tal vez lo más importante, formarse como músicos ya que el hacer música “con otros” es fundamental para todo intérprete. Así surgió la Agrupación Música de Cámara Tucumán. Su primer ciclo, entre abril y noviembre del año pasado, contó con el enorme apoyo de la Secretaría de Extensión Universitaria y de la Dirección y Personal del Auditorio Virla. Juan Carlos, a pesar de su edad y de algunos problemas de salud, se preocupaba por los detalles de cada concierto. Compartía de ese modo la gestión cultural y no abandonaba su trabajo como compositor. A fines del año pasado me mostró un cuarteto para Cuerdas y Piano que acababa de “madurar”, después de mucho trabajo y me comprometió para que se lo estrene durante este año.
Me honra haber podido acompañar al querido Juan Carlos Grupalli, persona de una cultura exquisita y de un trato sumamente afable en esta su última aventura musical, consolidada en la Agrupación de Música de Cámara Tucumán que, ojalá continúe y entregue sus frutos.
Juan Carlos partió de gira y seguro, con nuevos proyectos...